Por: LA CRONICA DEL QUINDIO

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Este artículo fue curado por pulzo   Nov 16, 2025 - 8:31 am
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La obra de Gonzalo Ariza Vélez se erige como una sinfonía visual plena de poética, misticismo y colorido. En cada óleo, Ariza evoca una presencia trascendente, como si en sus paisajes hallara manifestaciones de lo divino y del amor. Texturas y tonos de sus lienzos remiten a atmósferas casi celestiales, donde el tiempo y la fuerza se conjugan en una calma similar a la música de Claude Debussy. Sus cuadros escuchan el crepitar simbólico de un leño precioso, desarrollando una sinfonía de colores y brumas, tal como afirma Raúl Gómez Jattin en sus versos, destacando un diálogo profundo entre la naturaleza, el artista y el ser humano.

No obstante, la historia del arte colombiano no fue amable con Ariza. Durante años, experimentó el rechazo y el oprobio por parte de la crítica más severa. Textos oscuros y lapidarios, especialmente de la influyente Marta Traba, desestimaron su trabajo. La crítica argentina fue particularmente dura con Ariza y otros artistas colombianos vinculados al paisaje y a estilos considerados tradicionales, como el grupo Bachué y costumbristas. Entre ellos, Pedro Nel Gómez tampoco escapó a los desplantes, pues Traba llegó a considerar sus contribuciones artísticas como “basura,” casi equiparándolas a la toxicidad legendaria atribuida a su carácter.

Gonzalo Ariza, sin embargo, nunca cedió ni buscó favores. Hombre de ideas férreas, intelectual destacado y maestro consumado, adoptó tempranamente las corrientes artísticas latinoamericanas que abogaban por un arte nacionalista y social. Como apunta el paralelo con Vincent van Gogh, Ariza buscó capturar la esencia más allá del color, intentando plasmar el alma misma del paisaje colombiano. Entendía que la autenticidad artística no reside en motivos ni técnicas repetidas, sino en el afán de desentrañar y expresar la identidad del territorio y de sus gentes.

La evolución de su obra, especialmente tras su encuentro con la cultura y el arte oriental en China y Japón, evidencia influencias profundas, como las lecciones del maestro japonés Kaoru Hirose. Las telas de Ariza contienen soledad, silencio, la nostalgia de un universo marcado por el paso del tiempo y la huella de la humanidad. Dialogan tanto con lo clásico de Roberto Pizano como con el vacío del mundo contemporáneo plasmado en figuras universales como Edward Hopper. Las controversias y juicios opuestos, incluso de críticas tan vigorosas y lúcidas como Traba, en nada restaron valor a su trascendencia.

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Gonzalo Ariza nació en Bogotá el 3 de octubre de 1912 y falleció en la misma ciudad el 10 de junio de 1995. Su vida atravesó el intenso periodo de debates culturales en Colombia, donde fue destacado pensador y precursor. Según la fuente de Crónica del Quindío, su legado es hoy un tesoro nacional e internacional, presente en colecciones de prestigio y finalmente valorado después de épocas de incomprensión. Al igual que Alexander von Humboldt, quien en solo días comprendió la riqueza ignorada por colonizadores durante años, Ariza reivindicó la mirada profunda sobre el paisaje y el ser nacional, desafiando los prejuicios y la estrechez de perspectiva de ciertos críticos extranjeros.

¿Por qué fue objeto de tanta polémica Gonzalo Ariza entre críticos y artistas colombianos?

Durante décadas, la figura de Gonzalo Ariza generó agudas tensiones en el escenario artístico de Colombia. Su orientación hacia el paisaje nacional y las fuentes tradicionales chocó con la visión de críticos como Marta Traba, defensora de una modernidad artística distanciada de lo considerado costumbrista o nacionalista. Esto lo condujo al olvido y a la crítica severa, pese a su aporte sustancial en la identidad visual del país.

El debate sobre el valor de su obra revela las tensiones históricas entre distintas formas de entender el arte y la cultura nacional. La resignificación de Gonzalo Ariza en la actualidad invita a reflexionar sobre el papel de la crítica y la evolución de los criterios con los que se aprecia y reconoce a los grandes creadores.


* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.

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