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Este artículo fue curado por pulzo   Sep 3, 2025 - 10:21 pm
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El proyecto “Lenguaje de mis emociones”, expuesto recientemente en la Feria del Libro de Manizales, se posiciona como una innovadora iniciativa educativa al unir la alfabetización emocional con el aprendizaje de la lectura y la escritura en niñas que cursan la educación básica. Bajo la dirección de la profesora María Isabel Carmona, y en alianza con la Red de Bibliotecas Públicas, este trabajo permitió a estudiantes plasmar emociones a través de relatos y dibujos, evidenciando cómo la literatura infantil puede facilitar la comprensión y regulación de los sentimientos de los niños, según la información original.

Este modelo pedagógico responde a una tendencia internacional que aboga por una educación emocional íntegra. De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), integrar competencias socioemocionales en los programas escolares ayuda a elevar tanto el rendimiento académico como la convivencia y la salud mental en las aulas. Así, estrategias como “Lenguaje de mis emociones” contribuyen no solo a la alfabetización tradicional, sino también a desarrollar la inteligencia emocional, una habilidad central para el bienestar de los niños y jóvenes, tal como lo ratifica la UNESCO en su informe de 2020.

Durante la feria, las niñas participaron compartiendo sus relatos, ejemplo de cómo la escritura puede convertirse en un recurso formativo y terapéutico. Tanto la historia “La niña y el balón” de Isabela, como “La mamá gata y su bebé” de Leidy Estefani, muestran que, desde la infancia, los niños pueden usar la lectura para identificar y manejar sus emociones. Según la Fundación para la Investigación en Psicología y Educación (FIPSE), la narración fomenta la reflexión emocional y mejora la comunicación interpersonal desde edades tempranas.

La contribución de estudiantes menores, como Luciana Valencia y Antonella, quienes elaboraron cuentos sobre la amistad y la aventura, confirma que estas vivencias incentivan la creatividad y el interés por la lectura. María Teresa Esteve, experta en alfabetización infantil, sostiene que el contacto temprano con libros y actividades narrativas fortalece las habilidades lingüísticas y emocionales, propiciando un aprendizaje integral y duradero.

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La implicación de la Red de Bibliotecas Públicas en el proyecto subraya la relevancia de asegurar el acceso a espacios culturales, factor que, según datos del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), resulta determinante para mejorar los índices de lectura y escritura, especialmente en áreas vulnerables. Estos espacios contribuyen a reducir brechas digitales y sociales, creando contextos más inclusivos para el aprendizaje comunitario.

El programa va más allá de potenciar competencias académicas: también destaca la necesidad de contextualizar la educación de acuerdo con las experiencias concretas de cada niño. Ejemplos como “Lenguaje de mis emociones” ilustran la importancia de articular políticas públicas con prácticas pedagógicas incluyentes, capaces de responder tanto a las necesidades académicas como emocionales de las nuevas generaciones, en línea con los desafíos actuales de la educación.

En suma, “Lenguaje de mis emociones” representa mucho más que un proyecto de promoción de la lectura. Es una estrategia pedagógica integral que impulsa el desarrollo humano, conforme a los mejores lineamientos internacionales en educación socioemocional, e inspira a la formación de individuos innovadores y emocionalmente conscientes.

¿Por qué es importante la alfabetización emocional en la infancia?

La alfabetización emocional en la infancia es fundamental porque permite a los niños identificar, comprender y expresar sus sentimientos de forma saludable. Según la UNESCO, el desarrollo de competencias socioemocionales desde edades tempranas contribuye significativamente a la creación de ambientes escolares seguros y constructivos, donde los estudiantes pueden desenvolverse con confianza y empatía. Esta capacidad resulta clave para resolver conflictos, gestionar el estrés y entablar relaciones positivas tanto dentro como fuera del aula.

Además, el fortalecimiento de la inteligencia emocional no solo mejora el bienestar individual, sino que se refleja en un aumento del rendimiento académico y en la prevención de problemas de conducta o salud mental. Proyectos como “Lenguaje de mis emociones” demuestran que trabajar estas habilidades desde la escuela sienta las bases para un desarrollo integral, preparando a las nuevas generaciones para enfrentar los desafíos sociales, personales y académicos de manera más efectiva.

¿Qué papel juegan las bibliotecas públicas en la formación lectora y emocional?

Las bibliotecas públicas tienen un papel relevante en la formación lectora y emocional de los niños al facilitar el acceso a libros, espacios de convivencia y actividades culturales. Según el DANE, el acceso efectivo a estos servicios puede marcar la diferencia en los procesos de lectura y escritura, sobre todo en zonas o comunidades vulnerables donde los recursos educativos formales son limitados. Así, las bibliotecas funcionan como puntos de encuentro para la diversidad, la creatividad y la inclusión social.

Además, a través de su colaboración en proyectos como “Lenguaje de mis emociones”, las bibliotecas públicas se convierten en escenarios idóneos para que niñas y niños exploren sus emociones, descubran la literatura y fortalezcan sus habilidades comunicativas de manera lúdica e interactiva. Esto contribuye a crear comunidades más cohesionadas y a prevenir la exclusión digital y social desde una perspectiva educativa y cultural.


* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.

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