Escrito por:  Redacción Vivir Bien
Dic 6, 2024 - 3:45 pm

En Colombia, la pobreza menstrual sigue siendo una problemática silenciosa pero de profundo impacto en la vida de millones de niñas, adolescentes y mujeres. De acuerdo con un reciente informe de la consultora Caja, el 94% de la población femenina de bajos ingresos en el país no pueden adquirir toallas higiénicas.

Tan solo entre mayo de 2021 y mayo de 2022, 566.000 mujeres no tuvieron acceso a productos básicos de gestión menstrual como toallas higiénicas, tampones, copas menstruales o ropa interior especial para el periodo, según datos del Dane.

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La falta de recursos económicos y materiales obligó a unas 45.000 mujeres colombianas a utilizar trapos, calcetines, servilletas, telas e incluso ropa vieja para atender su periodo, lo que evidencia una crisis humanitaria que afecta la dignidad, la salud y la calidad de vida de estas mujeres.

Qué es la pobreza menstrual y qué soluciones hay para esa situación

La pobreza menstrual, definida como la falta de acceso a productos de higiene, agua limpia y servicios sanitarios adecuados durante el ciclo menstrual, tiene diversas repercusiones. Ya que las personas afectadas enfrentan riesgos a su salud física, como infecciones y enfermedades, a la vez que presentan limitaciones en su vida cotidiana, incluida la asistencia escolar, la participación laboral y su bienestar emocional.

Frente a este panorama, se ha empezado a impulsar el uso de la copa menstrual en el país, pues diversos estudios han demostrado que la utilización de elementos reutilizables como la copa menstrual contribuyen a una mejor salud menstrual y a un medio ambiente más limpio. Maria Laura Guirald, líder de marca de Copa Uva, explica que si bien las toallas higiénicas siguen siendo el método más utilizado en el país, su costo representa un desafío considerable para las mujeres de bajos recursos.

“En promedio, el gasto anual en toallas higiénicas puede llegar a los 200.000 pesos, mientras que una copa menstrual, que cuesta cerca de 89.000 pesos, tiene una vida útil de hasta 10 años. Esto representa un ahorro sustancial a largo plazo. Además, al estar hecha de silicona médica hipoalergénica, es segura para el cuerpo, reduce el riesgo de infecciones y no contiene metales pesados como se han encontrado en el algodón de toallas y tampones”, asegura Guirald.

En Colombia, marcas como Copa Uva han liderado iniciativas para promover el uso de la copa menstrual, transformando la vida de más de 33.000 mujeres. De acuerdo con su directiva, el uso de copas menstruales ha aumentado considerablemente en los últimos años en el país, especialmente entre mujeres jóvenes, quienes prefieren esta solución no sólo por el ahorro económico que representa, sino también por su mínimo impacto en el medio ambiente.

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“Se estima que una mujer que utiliza toallas higiénicas durante 40 años produce un gasto aproximado de 8 millones de pesos y una cantidad significativa de desechos que pueden tardar más de 500 años en degradarse. En cambio, adquiriendo cuatro copas menstruales durante el mismo periodo, la inversión sería de apenas 360.000 pesos”, agrega Maria Laura Guirald, líder de marca de Copa Uva.

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