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El colectivo cultural y pedagógico EncantaPalabras, fruto de una alianza con el Colectivo Cultural y Pedagógico de Manizales y Caldas, ha tenido un papel central en la promoción de la poesía como herramienta de construcción de paz en la región. El proyecto, liderado por la poeta Juana Echeverri y el gestor cultural Rodrigo Rojas, lleva el nombre de “Poesía para la paz” y ha logrado articular diversos aliados para fortalecer su impacto. Este colectivo no solo concibe la literatura desde su valor artístico, sino que la pone al servicio de distintas comunidades, con el objetivo de transformar realidades sociales a partir de la palabra.
Según Juana Echeverri, “Poesía para la paz” se fundamenta en la construcción de una cultura de paz mediante las artes del lenguaje, favoreciendo espacios de sanación y transformación. Los participantes, provenientes de comunidades rurales, urbanas, escolares, étnicas y sobrevivientes del conflicto armado, encuentran en estos talleres y encuentros una oportunidad única para procesar experiencias de violencia o exclusión. Cada 15 días, los viernes, los poemas creados se difunden en la emisora 1540 AM Radio Cóndor y plataformas digitales asociadas, permitiendo así que las voces de los participantes alcancen a una audiencia más amplia.
Rodrigo Rojas destaca cómo EncantaPalabras se inspira en la tradición oral de las culturas ancestrales, donde la palabra se empleaba —y se sigue empleando— como vía para tramitar conflictos. Publican cartillas que recopilan las creaciones estudiantiles, tejiendo una memoria colectiva donde los relatos poéticos sirven para preservar la identidad y propiciar la reconciliación. Después de 15 años de labor, el colectivo ha llegado a cerca de 20.000 personas de todas las edades en Caldas, consolidando una propuesta pionera en el uso de la poesía para el fomento de la paz regional.
Uno de los frutos visibles de esta iniciativa es la historia de Valentina Villa López, una joven de Chinchiná (Caldas), estudiante de la Institución Educativa Santa Teresita. Ella fue finalista en un concurso intercolegiado de cuentos impulsado por el Ministerio de las Culturas y la Fundación Cazarelatos. Su obra “Olor a la vida” refleja la importancia del café —símbolo económico y cultural de la región— y cómo la conexión con la tierra y sus tradiciones puede ser un canto de paz.
Este tipo de propuestas abren caminos para que el arte y la literatura se reconozcan como aliadas en los procesos de convivencia, resiliencia y reconciliación. La voz de los jóvenes, como la de Valentina, y el trabajo de EncantaPalabras, constituyen una apuesta concreta por un futuro en el que el diálogo creativo y la memoria colectiva sean pilares para evitar la repetición de la violencia y afirmar la identidad local a través del lenguaje poético.
¿Por qué la poesía es considerada una herramienta de construcción de paz?
La poesía, dentro de la labor de colectivos como EncantaPalabras, se convierte en un medio para expresar emociones, historias y memorias que muchas veces no encuentran cabida en otros ámbitos. Según lo reflejado en experiencias de comunidades de Caldas, la palabra poética permite tramitar conflictos de manera simbólica y fortalecer la empatía, facilitando la comprensión y el encuentro entre personas diversas.
Esta capacidad de la poesía para sanar, transformar y tejer memorias compartidas explica por qué proyectos como “Poesía para la paz” logran incidir en el bienestar social. Al estimular la creatividad y el diálogo, la literatura contribuye a la elaboración de nuevas narrativas en torno a la paz, enraizadas en las realidades y tradiciones locales.
* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.
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