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La conmoción en la comunidad de La Sultana, un sector de Manizales, es evidente ante la desaparición de Black Domino, una figura ampliamente reconocida entre quienes residen y transitan por la zona. Su influencia, descrita por allegados como entrañable y auténtica, ha impulsado a sus amigos y a la comunidad a unirse no solo en la angustiosa búsqueda, sino también en la intención de rendirle homenaje a través del arte. El deseo colectivo de crear un mural es la manifestación de lo profundo e imborrable que ha sido el impacto de Black Domino en la vida de aquellos que lo conocen. Esta iniciativa ha cobrado fuerza como una forma de visibilizar tanto su historia como el vacío que su ausencia ha dejado, con el fin de provocar reflexiones y posibles pistas sobre su paradero.
El mensaje elaborado por sus amigos, y difundido bajo la iniciativa @~Visual Energy, describe a Black Domino como “más que un parcero”, una persona cuya esencia ha dejado huella en cada espacio que ha recorrido. Señalan que su ausencia no solo alarma y duele, sino que los impulsa a sumar esfuerzos y creatividad. La convocatoria para levantar su nombre y hacerlo visible en diversos escenarios – desde los muros de la ciudad hasta plataformas digitales – evidencia que este acto va más allá de una simple búsqueda: se convierte en un acto de lealtad y de profunda amistad. En cada palabra queda de manifiesto el deseo de que la energía de Black Domino siga viva y, sobre todo, que cualquier dato o señal sobre su ubicación pueda surgir a partir de esta movilización colectiva.
El pronunciamiento enfatiza también que esta es una causa abierta, donde todas las personas interesadas pueden aportar, crear o compartir en honor a la historia de Black Domino y en la esperanza de su regreso. Para los implicados, su vida y aporte creativo dentro del barrio justifican completamente este movimiento, que busca frenar el olvido y transformar la incertidumbre en un motor de memoria activa y arte social.
Así, la ciudad se enfrenta no solo al drama doloroso de una desaparición, sino también a la oportunidad de evidenciar la solidaridad y la fuerza colectiva de culturas barriales. El mural en su honor, proyectado como testimonio permanente, se convierte en el símbolo tanto de la ausencia como de la persistencia afectiva de quienes no desean cerrar el capítulo sin respuestas. En este contexto, cada acción suma a mantener viva la esperanza y la historia de Black Domino, un personaje que sus amigos consideran indispensable para el tejido social del sector.
La importancia de visibilizar casos como este radica no solo en hallar respuestas, sino también en reforzar el sentido de pertenencia y de comunidad que caracteriza a La Sultana. Al involucrar el arte urbano como canal de memoria y resistencia, se conecta el dolor personal con una expresión colectiva capaz de trascender la simple noticia y sedimentarse en la identidad barrial.
¿Cómo puede el arte urbano contribuir a las búsquedas comunitarias?
El arte urbano, como muralismo o intervenciones en el espacio público, permite que temas urgentes como las desapariciones sean visibles más allá de los canales tradicionales de denuncia. En casos como el de Black Domino, pintar un mural se convierte en un acto de resistencia y esperanza, ya que transforma la memoria individual en una causa común y sensibiliza a quienes transiten por el lugar.
Esta metodología no solo perpetúa la imagen y el recuerdo de los ausentes, sino que también sirve como punto de encuentro para el intercambio de información y la movilización social. De este modo, el arte urbano redefine el espacio y lo dota de un nuevo sentido, promoviendo el acompañamiento comunitario y la búsqueda activa desde todos los frentes.
* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.
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