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Escrito por:  Óskar Ortiz
Redactor     Ago 15, 2025 - 12:15 pm

A pesar de la alarmante realidad sobre las noticias falsas, la aproximación de un asteroide a la Tierra no pasa desapercibido en agosto por la curiosidad que hace parte en el octavo mes del año.

El asteroide 2025 PR1 tiene casi el tamaño de una casa y su cercanía al planeta lleva a que exista un interés general sobre cuál es el riesgo que existe en esta ocasión por el mencionado paso.

Lo cierto es que, lejos de otros fenómenos astrológicos como la lluvia de estrellas en agosto, resulta pertinente revisar los detalles y hasta saber qué pasaría en el escenario de una colisión.

¿Qué peligro tiene asteroide 2025 PR1, que pasa cerca de Tierra?

El asteroide 2025 PR1 es un objeto cercano a la Tierra (NEO, por sus siglas en inglés) que ha sido monitoreado por agencias espaciales como la NASA. A pesar de su proximidad relativa en términos astronómicos, no representa ningún peligro de impacto para la Tierra.

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Los sistemas de defensa planetaria, como el Centro de Estudios de Objetos Cercanos a la Tierra (CNEOS) del Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de la NASA, han calculado su trayectoria con gran precisión, descartando cualquier riesgo de colisión.

Según los datos de CNEOS, el asteroide 2025 PR1 tiene un diámetro estimado de entre 20 y 45 metros. Aunque este tamaño es significativo, es mucho menor que los asteroides que podrían causar una catástrofe global.

Su máximo acercamiento a la Tierra se ha programado para el 15 de agosto de 2025. En ese momento, pasará a una distancia de aproximadamente 1,6 millones de kilómetros, lo que equivale a más de cuatro veces la distancia entre la Tierra y la Luna. Esta es una distancia segura y no es causa de alarma.

¿Qué pasaría si un asteroide de 40 metros impactara la Tierra?

Aunque el asteroide 2025 PR1 no es una amenaza, es útil entender qué sucedería en un escenario hipotético si un objeto de su tamaño (alrededor de 40 metros de diámetro) ingresara a la atmósfera terrestre:

  • Destrucción en el aire: lo más probable es que el asteroide se desintegraría en la atmósfera superior, generando una potente explosión conocida como bólido o “airburst”. La energía liberada sería equivalente a varias megatoneladas de dinamita, similar a la explosión de Tunguska en Siberia en 1908.
  • Efectos en tierra: una explosión de este tipo no formaría un cráter de impacto, pero la onda de choque generada podría causar una devastación masiva en un área amplia, derribando árboles, edificios y rompiendo ventanas en un radio de decenas de kilómetros. Si la explosión ocurriera sobre un área densamente poblada, las consecuencias serían catastróficas.
  • Fragmentos y cráteres pequeños: los restos del asteroide podrían caer a la superficie en forma de pequeños meteoritos. Aunque la destrucción principal se daría en el aire, el evento sería muy impactante y podría generar daños locales significativos.

Este escenario, sin embargo, es solo teórico para el 2025 PR1. Su trayectoria es segura y el evento es una oportunidad para que los astrónomos observen y estudien el asteroide sin ningún riesgo.

¿De qué están hechos los asteroides?

Los asteroides están compuestos principalmente por rocas y metales, y son considerados los escombros de la formación de nuestro sistema solar. Su composición no es uniforme; se clasifican en tres tipos principales, dependiendo de los materiales que los constituyen y la distancia a la que se formaron del Sol.

  • Tipo C (carbonáceos): son los más comunes. Están hechos de silicatos y arcilla, lo que les da una apariencia muy oscura. Son los objetos más antiguos del sistema solar y se cree que podrían contener agua y compuestos orgánicos, los “bloques de construcción” de la vida.
  • Tipo S (silicatados): este tipo es el segundo más común. Se componen de materiales silicatados y metales como el níquel y el hierro. Se encuentran más cerca del Sol que los asteroides de tipo C.
  • Tipo M (metálicos): son los menos comunes y están formados casi en su totalidad por hierro y níquel metálicos. Son mucho más brillantes que los otros tipos y se cree que provienen de los núcleos de cuerpos celestes más grandes que se desintegraron.

Esta diversidad de composición hace que los asteroides sean objetos de gran interés científico, ya que su estudio puede ofrecer pistas valiosas sobre los orígenes de nuestro sistema solar.

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