Por: El Colombiano

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Este artículo fue curado por Laura Murillo   Ago 22, 2023 - 5:52 pm
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Hay personas más sensibles a ciertos sonidos específicos, generando una reacción emocional negativa y extrema cuando se exponen a ellos. Un ejemplo es cuando alguien está comiendo algo a su lado y comienza a sentirse molesto. Se trata de la misofonía que viene de las palabras latinas miso (odio) y phonia (sonido).

No debe confundirse con la hiperacusia, que es percibir ciertos sonidos de una forma anormalmente alta y sentir incluso dolor físico al escucharlos. Lo contrario a la misofonía, donde hay sonidos “desencadenantes” que pueden hacer que una persona se moleste como masticar al momento de comer, la respiración, al goteo de agua, chasquidos y ruidos repetitivos como el tecleo mientras una persona trabaja o golpear un lápiz en repetidas ocasiones.

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Según Middlesex Health, las personas con misofonía pueden irritarse, encolerizarse o incluso sentir temor al escuchar estos sonidos. Lo que puede afectar su calidad de vida o salud mental así como muchos otros factores como por ejemplo, no querer levantarse de la cama, el cual se denomina clinofilia. 

A menudo estas personas describen una reacción inmediata y visceral cuando escuchan ciertos sonidos. Estos sonidos pueden variar de una persona a otra, pero tienden a ser ruidos repetitivos, rítmicos o de alta frecuencia.

Según un estudio reciente en la revista Plos One, realizado por investigadores ingleses, en Reino Unido afectaría a un 20 % de la población. Sin embargo, alrededor del 13 % conocían el término.

Este nombre fue acuñado en 2001 por la pareja de investigadores estadounidenses Pawel y Margaret Jastreboff y, sin embargo, la mayoría de estas personas no comprenden realmente por qué se sienten de esta manera ante algunos sonidos específicos, que para el resto de la humanidad, son tolerables.

Algunos estudios aseguran que la misofonía se origina en la forma en que el cerebro procesa ciertos sonidos, involucrando una respuesta emocional anormal a estímulos auditivos específicos. Por ejemplo, algunas de estas personas pueden experimentar ansiedad anticipatoria en torno a situaciones donde podrían estar expuestas a sonidos que les molestan.

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La exposición a estos ruidos, aumenta el estrés y la frustración, por lo que la salud mental puede verse afectada. La incomodidad y la ira se acumulan con el tiempo, lo que aumenta la sensibilidad auditiva.

Tratamiento para la misofonía

En el sitio web de Middlesex Health se especifica que el tratamiento incluye terapia, antidepresivos o recomendaciones respecto al estilo de vida, como por ejemplo, usar protección del sonido o habilitar zonas “libres de ruido” dentro de los espacios donde se vive, para así poder tener una mejor calidad de vida.

Otras estrategias para controlar la misofonía

Técnicas de relajación: la meditación puede favorecer este fenómeno, la respiración profunda o el yoga, puede ayudar a reducir la ansiedad y la tensión que los sonidos desencadenantes pueden provocar.

Distraer la atención: Mantener la mente ocupada en actividades que te interesen puede ayudar a desviar la atención de los sonidos molestos.

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Uso de sonidos ambientales: Reproducir sonidos ambientales suaves, como la lluvia o el viento, puede enmascarar los sonidos desencadenantes y reducir su impacto.

Evitar la exposición al ruido: Si es posible, trata de evitar situaciones donde puedas estar expuesto a los sonidos desencadenantes. Esto puede ayudar a reducir el estrés acumulado.

Si se siente identificado con esto, no dude en consultarlo con un especialista. Podrá guiarlo y orientarlo para sentirse mejor. 

*Este artículo fue escrito con apoyo de Inteligencia Artificial

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