Por: EL PILON SA

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Este artículo fue curado por pulzo   Ago 27, 2025 - 9:20 am
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Denuncias ambientales en Valledupar: el caso de la granja Ajá Huevón

En Valledupar, la recurrente quema de residuos orgánicos en la granja avícola Ajá Huevón, vinculada al cantante Silvestre Dangond, ha encendido las alarmas de la comunidad por su impacto social y ambiental. Diversos vecinos han presentado denuncias formales tras observar columnas de humo negro y percibir olores penetrantes provenientes del lugar, donde regularmente se incineran plumas, gallinaza y cadáveres de aves. De acuerdo con reportes de El Pilón, tales prácticas han provocado una deterioro tangible en la calidad del aire, afectando tanto la salud respiratoria de los habitantes como la armonía en el entorno inmediato.

El problema de la quema incontrolada de residuos avícolas ilustra una preocupación mucho mayor en torno a la avicultura tradicional en Colombia y el mundo. Según informes técnicos y científicos citados por Felipe Portillo-Chávez y Bernardo Vargas-Leitón, expertos en ingeniería agrícola, este tipo de combustión produce partículas finas (PM2.5), óxidos de nitrógeno, dióxido de carbono, amoníaco y compuestos orgánicos volátiles. La exposición prolongada a estos contaminantes puede derivar en enfermedades pulmonares crónicas, agravar cuadros asmáticos y aumentar el riesgo de problemas cardiovasculares. Además, el manejo inapropiado de estos residuos acelera la acidificación de suelos y la eutrofización —exceso de nutrientes— en cuerpos de agua cercanos, sumando un impacto negativo de amplio alcance, como nota la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, 2023).

En el ámbito local, voces como la de Isabel Ayala, agricultora afectada por las actividades de la granja, han relatado a El Pilón cómo la polución ha incrementado los problemas de salud en adultos mayores y provocó síntomas como náuseas y vómitos en trabajadores de la zona. Ayala sostiene que la administración de Ajá Huevón incumplió compromisos previos para mejorar sus prácticas, lo que ha alimentado la frustración de la comunidad frente a la aparente inacción de las autoridades ambientales. Corpocesar, la entidad responsable de vigilar el cumplimiento de normativas en la región, recibió múltiples denuncias y está llamada a investigar posibles infracciones y, en caso de confirmarlas, imponer sanciones administrativas y legales.

Expertos en legislación ambiental subrayan que, en Colombia, las explotaciones avícolas tienen la obligación de implementar soluciones tecnológicas: desde filtros para evitar la dispersión de partículas, hasta sistemas de compostaje o biodigestores para tratar residuos orgánicos. El Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible enfatiza que el desconocimiento de estas normas puede derivar en severas multas y hasta la clausura de actividades, reforzando la necesidad de fortalecer los mecanismos institucionales y de vigilancia en zonas donde la salud pública está en riesgo.

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Esta situación en Valledupar se enmarca en los desafíos globales de la industria avícola para transitar hacia la sostenibilidad. Documentos recientes de la FAO advierten que, para reducir el impacto ambiental, es imperativo adoptar tecnologías como el compostaje controlado y el uso de energías limpias, así como replantear la alimentación de las aves con insumos menos contaminantes. Los casos registrados en países productores como Estados Unidos y Brasil muestran que la presión social y política puede traducirse en normativas más rigurosas y en incentivos para la obtención de certificaciones que garanticen la responsabilidad ambiental. Por ejemplo, la Agencia Ambiental de Sao Paulo y la Environmental Protection Agency (EPA) en Estados Unidos han impuesto el uso obligatorio de sistemas de tratamiento integral para residuos avícolas, y promueven el monitoreo comunitario como herramienta clave de presión y control ciudadano.

El caso de la granja Ajá Huevón vuelve a colocar en el centro del debate la relación entre la producción agrícola a gran escala y el bienestar de las comunidades en contextos semiurbanos. Si bien la visibilidad del establecimiento se relaciona con la figura pública de su propietario, la responsabilidad de adoptar buenas prácticas y respetar el marco normativo recae sobre su administración y las autoridades ambientales. Como lo subrayan las fuentes consultadas, avanzar hacia una avicultura sostenible y socialmente responsable no solo es un deber legal sino una urgencia para proteger la salud y la calidad de vida en las regiones productoras.

Preguntas frecuentes relacionadas

¿Cuáles son las alternativas sostenibles para manejar residuos avícolas?

El tratamiento responsable de los desechos generados en la industria avícola es una de las demandas más urgentes para mitigar el impacto ambiental y sanitario de la actividad. Tecnologías como los sistemas de compostaje controlado, que transforman residuos en abono orgánico, y el uso de biodigestores para la producción de biogás, representan soluciones que no solo minimizan la carga contaminante, sino que generan nuevos recursos para la misma finca o la comunidad. Estos modelos, apoyados por organismos internacionales como la FAO y normativas nacionales, pueden convertirse en referencias para granjas colombianas interesadas en adoptar prácticas más responsables.

Implementar alternativas sostenibles no solo genera beneficios ambientales; también mejora la percepción pública y puede abrir puertas a certificaciones y mercados especializados. Así, la transición a prácticas más limpias no es únicamente un imperativo legal sino una oportunidad de innovación y desarrollo para el sector avícola.

¿Qué significa “eutrofización” y cómo afecta a los cuerpos de agua cercanos a granjas avícolas?

La eutrofización es un proceso por el cual el exceso de nutrientes, principalmente nitrógeno y fósforo, llega a lagos, ríos y otras masas de agua, promoviendo el crecimiento acelerado de algas y plantas. En el caso de residuos avícolas, tanto la gallinaza como otros desechos pueden lixiviarse —pasar al agua subterránea o superficial— y desencadenar este fenómeno, como lo señala la FAO.

El efecto final de la eutrofización es la degradación de la calidad del agua, con disminución del oxígeno disuelto y pérdida de biodiversidad acuática. Esta situación puede volverse crítica para comunidades que dependen de esas fuentes para consumo humano o riego, haciendo indispensable el manejo responsable de residuos en las granjas cercanas a cuerpos de agua.

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