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En 2024, las autoridades del departamento optaron por decretar un estado de emergencia sanitaria ante el aumento considerable de casos de dengue, que para la semana epidemiológica 34 –del 18 al 24 de agosto– sumaban 2.078 diagnósticos confirmados, según cifras oficiales. Esta determinación se extendió hasta agosto de 2025, permitiendo coordinar respuestas integrales a una epidemia que se expandía rápidamente. Doce meses después, el panorama cambió notablemente: se reportaron únicamente 331 casos en el mismo periodo de 2025, lo que representa más de un 84% de disminución anual, cifra validada por la fuente original.
El retroceso del dengue no solo fue notable en números absolutos, sino también en la distribución de estos casos. En 2024, municipios como Salamina, Supía, Chinchiná, Palestina y La Dorada enfrentaron la mayor carga, acumulando cifras individuales de 450, 218, 164, 160 y 152 casos, respectivamente. Contrario a este escenario, en 2025 la vigilancia se centró en La Dorada, que representó el foco principal con 119 casos, seguida por Supía, Viterbo, La Merced y Palestina, con 47, 43, 25 y 15 registros respectivamente. Este cambio en la dinámica regional resalta la importancia de enfocar los esfuerzos y recursos en aquellas zonas donde el riesgo persiste y puede intensificarse.
La clave del control ha sido el combate constante contra el mosquito Aedes aegypti, principal transmisor del dengue y otras enfermedades como la fiebre amarilla. De acuerdo con epidemiólogos consultados por la Organización Panamericana de la Salud (OPS), medidas centradas en la vigilancia vectorial, la promoción de prácticas saludables y la eliminación de criaderos en las comunidades han sido determinantes para reducir el número de contagios, además de mejorar la sostenibilidad del descenso epidemiológico.
Al mismo tiempo, la coordinación interinstitucional fortalecida a raíz de la declaración de emergencia posibilitó la canalización de mayores recursos, lo que permitió desplegar acciones concretas en territorio y brindar acompañamiento técnico oportuno. El Ministerio de Salud de Colombia expone que este tipo de emergencias facilita tanto la respuesta inmediata como la adopción de cambios estructurales a largo plazo, entre ellos la inclusión de herramientas tecnológicas como drones para detectar criaderos y el uso de datos en tiempo real para acelerar la toma de decisiones.




Sin embargo, expertos en salud pública, respaldados por publicaciones como la revista Lancet Infectious Diseases, subrayan que la reducción de casos no puede interpretarse como una victoria definitiva. La permanencia del vector, junto con el flujo poblacional y las alteraciones climáticas, continúa representando una amenaza latente. Por ello, insisten en que las acciones de prevención deben mantenerse activas para evitar rebotes epidémicos o el ingreso de nuevos brotes asociados a las denominadas arbovirosis, término que engloba a las enfermedades transmitidas por artrópodos como mosquitos.
Así, si bien el descenso reciente de casos refleja el impacto de la planificación estratégica, la coordinación institucional y la participación comunitaria, el camino hacia la erradicación sostenible del dengue todavía exige vigilancia permanente e inversión continua, en particular en municipios considerados prioritarios como La Dorada. Esta experiencia deja lecciones clave sobre la utilidad de una gestión sanitaria proactiva, la importancia de alianzas entre diferentes niveles de Gobierno y la incorporación de novedades tecnológicas en la lucha contra enfermedades transmitidas por vectores.
¿Por qué la vigilancia vectorial es fundamental en la lucha contra el dengue? La vigilancia vectorial implica monitorear activamente la presencia y distribución de los mosquitos transmisores, como Aedes aegypti, y es reconocida por la Organización Panamericana de la Salud como una estrategia crucial. Este monitoreo permite identificar, en tiempo real, áreas de alto riesgo y orientar así campañas de control, limpieza y educación, logrando intervenciones focalizadas y efectivas.
La importancia de la vigilancia vectorial se refleja en la capacidad para anticipar brotes y reducir la reproducción del mosquito mediante la eliminación de criaderos. Además, el seguimiento continuo ayuda a evaluar la efectividad de las medidas implementadas, ofreciendo datos confiables que respaldan la toma de decisiones y contribuyen a la disminución sostenida de casos.
¿Qué significa arbovirosis y por qué es relevante en este contexto? El término arbovirosis se refiere al grupo de enfermedades causadas por virus transmitidos por artrópodos, en especial mosquitos y garrapatas. Ejemplos de arbovirosis incluyen el dengue, la fiebre amarilla y otras infecciones virales relevantes en salud pública.
En el contexto del brote analizado, la relevancia de las arbovirosis radica en que los mismos factores que favorecen el dengue—como la presencia de criaderos y los cambios climáticos—pueden propiciar la transmisión de otras enfermedades de origen viral. Por eso las acciones de control y prevención benefician de forma amplia a la salud colectiva, minimizando riesgos asociados a este conjunto de patologías.
* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.
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