
Los comportamientos sociales de los colombianos tienen un capítulo especial sobre el que parece pertinente poner la lupa debido a un giro importante que se ha presentado entre las nuevas generaciones.
Una nueva investigación de Ipsos Colombia reveló un cambio sustancial en los hábitos de consumo de alcohol entre los jóvenes de 18 a 25 años. A diferencia de épocas anteriores, esta población empieza a moderar la ingesta de licor, impulsada por una mayor conciencia sobre la salud física y mental, el impacto en su vida académica y profesional, y el cuidado de su imagen en la era digital.
Cifras sobre consumo de licor de jóvenes en Colombia en 2025
El estudio de Ipsos advierte una paradoja, aunque la mayoría modera su consumo, el 30 % de los jóvenes afirma haber aumentado la ingesta, cifra que dobla el promedio general (15 %). La causa principal son los cambios en sus círculos sociales, lo que muestra la influencia del entorno inmediato en los hábitos de esta generación.
De acuerdo con el estudio, que consultó a 358 personas en diferentes regiones del país, los jóvenes encuestados registran en promedio una ocasión de consumo por semana, frente a dos en mayores de 26 años. Además, toman menos unidades de licor por evento (3 vs. 4 a 4,5 en los adultos). El 53 % asegura haber reducido su consumo, principalmente por razones de autocuidado.




El fenómeno no es exclusivo de Colombia. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el consumo nocivo de alcohol en América ha caído un 18 % entre 2010 y 2019, especialmente entre adultos jóvenes. En mercados occidentales como Estados Unidos y Europa, diversos reportes apuntan a la consolidación de una generación que busca equilibrar ocio con responsabilidad.
¿Cómo ha cambiado la percepción de los jóvenes en Colombia frente al licor?
Los expertos de Ipsos señalaron algunos aspectos claves, al identificar que el licor ya no es un elemento que sea considerado indispensable para la socialización en diferentes espacios. De ahí, los siguientes puntos para esa determinación:
- Autocuidado y bienestar: los jóvenes priorizan su salud y proyectos de vida frente a los riesgos del consumo excesivo (adicciones, deterioro cognitivo, accidentes).
- Nuevas formas de socializar: deportes, actividades al aire libre, viajes y videojuegos reemplazan progresivamente al alcohol como eje central de la interacción.
- Imagen pública: al crecer en un entorno digital hiperconectado, son conscientes del riesgo reputacional de exponerse bajo efectos del alcohol.
- Preferencias de sabor: muestran menor afinidad por licores tradicionales como cerveza y whisky, inclinándose hacia opciones dulces o más elaboradas, aunque sin una adopción masiva de cervezas 0.0 o mocktails.
“Ipsos identificó que el alcohol ya no se percibe como indispensable para socializar, sino como un complemento de experiencias colectivas o personales. El desafío para la industria está en conectar con esos momentos desde la innovación y no desde la presión del consumo”, explicó Santiago Murcia, Account Director de Ipsos UU en Colombia.
Este giro cultural plantea un reto a la industria de bebidas alcohólicas, acostumbrada a consumidores más frecuentes e intensivos. Para cautivar a la nueva generación se abre la opción de innovar en sabores, formatos y experiencias que respondan a un público cada vez más selectivo y consciente.
¿Qué licor es más saludable?
Es crucial aclarar que ningún licor es saludable por sí mismo, y el consumo excesivo de alcohol es perjudicial para la salud. La clave siempre es la moderación. Sin embargo, si se va a consumir, algunas opciones son consideradas menos perjudiciales que otras debido a su composición.
El vino tinto es frecuentemente citado como la opción ‘más saludable’ por su contenido de antioxidantes, como el resveratrol, que se ha asociado con beneficios para la salud cardiovascular cuando se consume con extrema moderación (una copa al día).
El tequila (100 % agave), el vodka, la ginebra y el whisky en su forma pura no contienen azúcar ni carbohidratos, lo que lo presenta entre las opciones. Su principal inconveniente calórico proviene del alcohol mismo. Son una mejor opción que las cervezas o los cócteles azucarados si se busca controlar el azúcar y las calorías.
El truco está en cómo se consumen: es preferible tomarlos solos, en las rocas o mezclados con agua mineral o soda, en lugar de jugos o gaseosas azucaradas que anulan cualquier beneficio.
Las bebidas menos recomendables son los licores cremosos, los cócteles con jarabes, las bebidas premezcladas y los licores de sabores, ya que suelen tener un altísimo contenido de azúcar y calorías.
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