Por: El Espectador

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Este artículo fue curado por pulzo   Sep 29, 2025 - 9:09 pm
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Colombia se ha consolidado recientemente como un referente emergente en el panorama internacional de la coctelería, tras la destacada inclusión de tres bares colombianos en el prestigioso ranking de The World’s 50 Best Bars. Este listado, elaborado por un jurado internacional conformado por más de 800 expertos en mixología, bartenders y periodistas especializados, reconoce los mejores bares del mundo y, con ello, la riqueza creativa y la diversidad biocultural del país. El reconocimiento, según El Espectador, subraya el uso innovador de frutas, hierbas y destilados autóctonos colombianos, componentes clave que han captado la atención de la crítica mundial.

La edición más reciente del ranking, que publica las posiciones del 51 al 100, reflejó el avance de Colombia al ubicar tres bares nacionales: La Sala de Laura de Bogotá en el puesto 68, mientras que Mamba Negra y Bar Carmen, ambos en Medellín, obtuvieron los lugares 81 y 100 respectivamente. Este progreso respecto al año anterior —cuando solo dos establecimientos colombianos figuraron en el listado— simboliza un crecimiento significativo y una revalorización del sector de la gastronomía líquida, como lo evidencian los datos publicados por El Espectador y el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo de Colombia.

La Sala de Laura sobresale por su propuesta en la que la bioculturalidad es el eje central. El bar ofrece fermentados locales en colaboración con comunidades indígenas, incorporando ingredientes tradicionales como la hoja de coca, el borojó y el naidí. Según su sommelier, Laura Hernández, el objetivo es reivindicar las tradiciones y exaltar la biodiversidad nacional, misión que se alinea con tendencias globales que valoran la sostenibilidad y el origen local, como lo señala un estudio reciente de la consultora McKinsey sobre gastronomía sostenible.

Mamba Negra, situado en una de las azoteas más sofisticadas de Medellín, se distingue tanto por su carta de cocteles, que reinterpreta clásicos como el Mojito y el Negroni, como por su oferta gastronómica influenciada por tradiciones africanas, españolas y caribeñas. De acuerdo con la revista Drinks International, la fusión entre el diseño del espacio y la coctelería moderna resulta fundamental para atraer a públicos exigentes y cosmopolitas, un factor que Mamba Negra ha explotado exitosamente.

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Bar Carmen, la más reciente incorporación al ranking internacional, reafirma la apuesta por la identidad colombiana mediante el uso de destilados tradicionales, fermentaciones endémicas y la biodiversidad del país. Esta estrategia resalta no solo nuevos sabores tropicales sino que preserva y revive la cultura ancestral, un elemento central en el turismo gastronómico responsable, como destaca el Instituto Latinoamericano de Turismo.

Este crecimiento de la mixología colombiana se enmarca en un movimiento nacional de revalorización cultural y desarrollo económico local. Las cifras del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo muestran que la gastronomía líquida genera oportunidades de empleo y dinamiza economías regionales, sobre todo en ciudades como Bogotá, Medellín y Cartagena, consolidando así el prestigio internacional alcanzado.

La presencia de Colombia en The World’s 50 Best Bars confirma al país como un destino gastronómico integral, no solo por sus ingredientes nativos y creatividad, sino por la proyección internacional de su diversidad cultural y biológica, que comienza a abrirse paso en el exigente mundo de la coctelería global.

¿Qué significa gastronomía líquida y en qué se diferencia de la gastronomía tradicional?
La pregunta surge ante la mención constante de la “gastronomía líquida” en los reconocimientos recientes. Este término, empleado en la industria para referirse a la coctelería y la creación de bebidas innovadoras, señala un ámbito en el que la creatividad, el uso de ingredientes autóctonos y las técnicas de mixología resaltan la identidad cultural de un país, como sucede en los bares colombianos destacados. A diferencia de la gastronomía tradicional, centrada en alimentos sólidos y platos típicos, la gastronomía líquida integra fermentados, destilados, infusiones y cócteles, vinculando el territorio y la tradición con propuestas modernas de bebidas.

Explorar esta distinción permite entender por qué el avance en el sector de bares tiene tanta relevancia: muestra que el desarrollo gastronómico de un país no depende solo de sus recetas de cocina tradicional sino también de la sofisticación y originalidad con que transforma sus bebidas, como se ha evidenciado en Colombia.

¿Por qué es importante la bioculturalidad en la propuesta de bares colombianos?
Esta pregunta aparece al observar el énfasis que bares como La Sala de Laura y Bar Carmen ponen en ingredientes y prácticas tradicionales vinculadas a las comunidades locales e indígenas. La bioculturalidad articula la relación profunda entre biodiversidad y cultura; al integrarla en sus propuestas, los bares valoran y preservan saberes ancestrales y especies endémicas, contribuyendo tanto a la identidad nacional como a la sostenibilidad, según expertos citados por El Espectador y McKinsey.

Reconocer este componente es clave para entender cómo Colombia está innovando en la coctelería global: al proteger y poner en primer plano sus raíces, no solo ofrece bebidas únicas sino que promueve un turismo responsable y fortalece la economía local, reflejando verdaderamente la riqueza de su patrimonio biológico y cultural.


* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.

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