Las personas más adineradas contaminan mucho más que las más pobres del planeta y deberían pagar impuestos específicos para compensarlo, según un estudio del World Inequality Lab (WIL) publicado el miércoles, antes de la cumbre climática COP26, que tendrá lugar el Glasgow el mes entrante.

El conjunto de esas emisiones proviene de los hábitos de consumo e inversión de esta categoría de la población, según el estudio hecho por el economista Lucas Chancel, codirector del WIL en la Escuela de Economía de París.

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Además, mientras el 10 % más acaudalado del mundo genera la mitad de las emisiones planetarias, la mitad más pobre de la población apenas es responsable del 12 % del global, una media por persona de 1,6 toneladas de carbono por persona.

Hay una fuerte desigualdad en los aportes al problema climático“, dijo Chancel a AFP, proponiendo tasar con impuestos ecológicos progresivos en función de la riqueza.

Los gobiernos necesitan nuevas fuentes de ingresos para invertir en infraestructuras verdes” y una forma de conseguirlas es “a través de impuestos ecológicos progresivos”, indicó.

Ello podría ser políticamente más viable que los impuestos sobre el consumo de carbón, que golpean duramente a los grupos de menos ingresos y no ayudan a reducir las emisiones de los más ricos”, agregó.

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Entre las soluciones propuestas, el informe defiende tomar en cuenta las emisiones individuales en las políticas públicas para focalizar los comportamientos contaminantes.

El estudio denuncia que el peso de las políticas climáticas recae en las clases más humildes y defiende poner “más énfasis” en los grupos más ricos, proponiendo, por ejemplo, “instrumentos dirigidos a inversiones en actividades contaminantes”.

Además de los individuos más ricos, los países más desarrollados presentan una huella de carbono más elevada cuando se toman en cuenta los productos fabricados en el exterior e importados a su territorio.

Para Europa, la inclusión de emisiones de carbono al valor de sus productos hace aumentar la factura final en 25 %.