“Lunes 8 de junio, 11:59 p.m. 10 … 9 … 8 … 7 … 6 … 5 … 4 … 3 … 2 … 1 y vamos”, escribió el bar junto al video, que quedó capturado gracias a las cámaras de seguridad del lugar.

Como si fuera la cuenta atrás de los segundos para Año Nuevo, las personas esperaban ansiosas el final de las medidas de distanciamiento social, impuestas para frenar la propagación del coronavirus, hecho que logró ese país oceánico.

Apenas el reloj marcó la medianoche, las personas que estaban tranquilas y sentadas se agruparon en el medio del bar y empezaron a celebrar con gritos, abrazos y besos, como muestran las imágenes publicadas en el Facebok de Danger Danger.

“De eso se trata la hospitalidad. Tengo muchas ganas de volver a ver las sonrisas en los rostros de las personas”, dijo el gerente del bar, Matt McLaughlin, al diario The New Zeland Herald.

McLaughlin explicó que aunque el bar estuvo abierto antes de la nueva medida, a los clientes se les veía frustrados por no poder bailar ni acercarse mucho los unos a los otros, publica el mismo medio.

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Es genial estar de regreso. Es un sentimiento fantástico”, finalizó el gerente de Danger Danger.

Este lunes, Nueva Zelanda se declaró libre de COVID-19, luego de que el último paciente con este virus salió del hospital.

Por ello, la primer ministra Jacinda Ardern anunció que levantaba casi todas las medidas restrictivas, de la cual solo quedó un estricto control fronterizo para evitar que lleguen nuevos casos.

“No tener casos activos por primera vez desde el 28 de febrero es sin duda un hito importante en nuestro camino pero, como hemos dicho anteriormente, será esencial mantener la vigilancia contra COVID-19”, dijo en un comunicado el director general del ministerio de Salud, Ashley Bloomfield.

La isla oceánica, con una población de 5 millones de habitantes, contabilizó 1.154 casos confirmados de coronavirus y 22 muertes relacionadas.