Sin lugar a duda, Bogotá es de esas ciudades que parece guardar más secretos que revelar verdades. Y uno de esos involucra directamente a uno de los restaurantes más famosos en la ciudad durante los años ochenta: L´Ngolo di Gigi, visitado por la crema y nata de la capital.

El canal de YouTube, el ‘Señor de los Tops’, se encargó de contar esta historia con detalles y testimonios de uno de los empelados del restaurante: su dueño y chef Gigi Feruzzo, conocido como Gigi, llegó a Colombia en medio de la guerra por el narcotráfico y abrió su famoso restaurante en La Calera. Con el paso de los meses, el lugar se popularizó tanto que nadie podía dejar de ir para probar la “magnífica y tierna carne” que allí se cocinaba.

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Según cuentan, la carne solo la cocinaba Gigi, pues no dejaba que ninguno de sus empleados se acercara y la manipulara. Incluso, él era el encargado de recibir los pedidos y de llevarla a su restaurante para cocinarla. Tal era la fama que tenía su carne, que todas las personas de la ciudad querían conocer el secreto sin pensar que alrededor de estos platos se podría esconder una macabra verdad.

Muchos le preguntaban cuál era la receta, qué ingredientes usaba y de qué animal provenía. Nadie, ni sus comensales ni sus empleados lo sabían. Hasta que un día dijo que era su hermana la que le mandaba la carne desde Italia, sin tener esta historia mucho sustento. Sin embargo, todo cambió a partir del 6 de noviembre de 1985, el día de la toma del Palacio de Justicia en Bogotá.

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Muertos y desaparecidos, Gigi se conecta con esta tragedia porque se cuenta que lo dejaron entrar a Palacio y ayudar en lo que se necesitara: sacar los cadáveres y trasladarlos, pero nunca se supo a dónde los llevó. Tiempo después de indagar y hablar con empleados y su propia hermana, esta dijo que jamás le había enviado carne a Gigi porque era vegetariana.

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Después de esta tragedia, los comentarios sobre la procedencia de la carne de su restaurante no faltaron, pues muchos aseguraban que era de humano; Gigi desapareció sin dejar rastro. Nunca más se supo qué fue de él.