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El reciente caso de suplantación de identidad que afectó al alcalde de Marulanda, Caldas, ha puesto sobre la mesa un fenómeno en ascenso en Colombia: el uso de medios digitales para estafar y manipular a la ciudadanía, deteriorando la confianza en sus autoridades. De acuerdo con la información brindada por la administración municipal, individuos inescrupulosos crearon un perfil falso en la red social Facebook utilizando de manera indebida la imagen y el nombre del mandatario local. Además, a través del número telefónico (+57) 3187980504, realizaron llamadas a vecinos del municipio solicitando transferencias de dinero bajo pretextos falsos. Ante esto, la Alcaldía alertó a la comunidad, recomendando no responder a estos contactos, no compartir datos personales y denunciar cualquier intento fraudulento ante las autoridades competentes.
El Centro Cibernético Policial de Colombia ha advertido que este tipo de estafas, conocidas como suplantación de identidad digital o phishing, se encuentra en aumento especialmente a raíz de la creciente utilización de redes sociales y servicios de mensajería instantánea. El perfil falso, que simula ser una figura pública, es utilizado para establecer comunicaciones verosímiles y solicitar ayudas económicas inmediatas, explotando la confianza que los ciudadanos depositan en sus autoridades. Estadísticas oficiales mencionadas por el Observatorio de Delitos Cibernéticos en Iberoamérica (2024) sostienen que, en Colombia, el 45% de los reportes de fraude en plataformas digitales involucran cuentas falsas, situación que se agudiza durante periodos electorales o de alta visibilidad mediática de los funcionarios públicos.
Comprender la operatividad de estos delitos digitales resulta fundamental. Según el Observatorio de Delitos Cibernéticos, los delincuentes aprovechan tanto la ingeniería social —técnicas de manipulación psicológica destinadas a obtener información confidencial— como herramientas tecnológicas de fácil acceso para replicar identidades en el entorno virtual. Una vez lograda la suplantación, se inician contactos por mensaje directo o llamada telefónica, presentando situaciones falsas para solicitar dinero de manera urgente. Este patrón, reiterado en distintas regiones del país, evidencia la vulnerabilidad de municipios donde los niveles de alfabetización digital y de control tecnológico son reducidos.
Expertos en ciberseguridad de la Universidad Nacional de Colombia han señalado que la escasez de recursos para gestionar debidamente la presencia en internet de los funcionarios públicos exacerba el riesgo de ser víctimas de estos ataques. Proponen, como medida preventiva, fortalecer la capacitación ciudadana en temas de protección de datos y reconocimiento de fraudes, así como impulsar la creación y verificación de canales oficiales de comunicación. Como referencia, el Instituto Nacional de Ciberseguridad (INCIBE) de España confirma que en países con mayores niveles de educación digital y mecanismos de autenticación robustos los incidentes de suplantación de identidad se han reducido significativamente.




Desde el periodismo, abordar estos sucesos demanda responsabilidad y rigor: la información debe verificarse a través de fuentes institucionales y especialistas, contextualizando con datos y experiencias judiciales previas para informar sobre los riesgos, las consecuencias y las vías de prevención. Además, la articulación entre autoridades locales, entidades nacionales, y la comunidad resulta indispensable para combatir la proliferación de este tipo de delitos, promoviendo tanto políticas públicas claras como la consolidación de una ciudadanía digitalmente informada y resiliente.
El caso específico del alcalde de Marulanda se convierte así en un llamado de atención urgente para los gobiernos locales de Colombia. Recalca la necesidad de adoptar medidas tecnológicas —como la doble autenticación y la gestión de perfiles verificados—, fomentar campañas de formación y colaboración interinstitucional, y fortalecer una cultura ciudadana informada capaz de detectar y desactivar a tiempo cualquier intento de suplantación digital. En definitiva, enfrentar estos desafíos exige la combinación de innovación tecnológica, educación y acción coordinada para salvaguardar tanto la representación oficial como la confianza de la ciudadanía en sus dirigentes.
Preguntas frecuentes relacionadas
¿Cómo pueden los ciudadanos verificar que un perfil de autoridad es auténtico en redes sociales?
La autenticidad de los perfiles de figuras públicas, como alcaldes o gobernadores, es esencial para evitar caer en fraudes digitales. Usualmente, las plataformas sociales como Facebook, Instagram y Twitter ofrecen mecanismos de verificación, como el "check" azul. Además, las páginas oficiales de las entidades municipales suelen indicar cuáles son los canales y perfiles oficiales. Esta información ayuda a que la comunidad distinga entre cuentas legítimas y perfiles falsos creados con fines delictivos.
Desde la administración pública y la Policía Nacional, se sugiere a los ciudadanos que consulten los sitios web institucionales para corroborar la información de contacto de sus autoridades, y que ante cualquier solicitud sospechosa, acudan directamente a la entidad local antes de compartir datos o realizar transferencias. La educación en ciberseguridad y en el uso responsable de las redes sociales es clave para prevenir este tipo de engaños.
¿Qué es la ingeniería social y por qué es efectiva en delitos cibernéticos?
La ingeniería social es una estrategia utilizada por delincuentes digitales para manipular psicológicamente a individuos y conseguir información confidencial o inducirlos a realizar acciones perjudiciales, como transferir dinero o proporcionar contraseñas. Su eficacia radica en la explotación de la confianza, la urgencia o la autoridad percibida por la víctima durante el contacto fraudulento.
En el contexto de la suplantación de figuras públicas, los estafadores personalizan mensajes y llamadas que parecen auténticas, aprovechando la falta de mecanismos de verificación en entornos digitales poco regulados. Por ello, es fundamental educar a la ciudadanía sobre cómo identificar estos intentos y actuar de manera preventiva, fortaleciendo la seguridad digital desde una perspectiva individual y comunitaria.
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