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Escrito por:  Gustavo Arbeláez
Redactor     Dic 17, 2025 - 4:08 pm

Un estudio del National Bureau of Economic Research, elaborado con datos proporcionados por OpenAI, puso sobre la mesa una comparación clave entre cómo las personas usan ChatGPT y cómo siguen utilizando Google. El análisis se basa en mensajes enviados al chat que fueron clasificados de forma automática para detectar patrones, sin que nadie leyera su contenido. El objetivo no fue medir la calidad de las respuestas, sino entender para qué acuden realmente los usuarios a estas herramientas y cómo ese comportamiento ha ido cambiando con el tiempo.

Uno de los datos más llamativos del paper es que ChatGPT no se usa principalmente para trabajar. En junio de 2025, el 73 % de los mensajes analizados no estaban relacionados con tareas laborales, frente a un 27 % que sí lo estaban. Esa proporción muestra un crecimiento del uso personal y cotidiano del chat, lo que contradice la idea de que la inteligencia artificial conversacional es, ante todo, una herramienta profesional o corporativa.

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Al desagregar los usos, el estudio identifica tres grandes categorías en las que se concentra la actividad: orientación práctica, búsqueda de información y escritura. En la práctica, esto se traduce en personas que recurren a ChatGPT para aclarar ideas, entender un tema, explorar opciones, redactar textos o estructurar planes. A diferencia del buscador tradicional, el valor no está en acceder a una lista de enlaces, sino en recibir una respuesta directa, contextualizada y lista para usar.

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Ahí aparece la principal diferencia con Google. Mientras el buscador está diseñado para mostrar múltiples fuentes y permitir que el usuario navegue, compare y sintetice información dispersa en la web, ChatGPT concentra ese proceso en una sola respuesta. El esfuerzo pasa de explorar páginas a interpretar una salida que ya integra la información solicitada, lo que cambia la forma en la que se toma una decisión o se produce contenido.

El estudio concluye que no se trata de una sustitución total, sino de una convivencia entre herramientas. Google sigue funcionando como la gran puerta de entrada a internet y mantiene hábitos de búsqueda muy arraigados, mientras que ChatGPT opera como un atajo cognitivo para pensar, escribir y resolver dudas concretas. En ese reparto de funciones, los usuarios alternan entre ambos según la tarea, en un ecosistema que aún está en ajuste y donde las reglas de uso siguen evolucionando.

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