El sacerdote, que se hizo brigadier general de la Policía en 2017, hizo una misa en la Iglesia Santa Teresita, en el norte de Bogotá, antes del entierro de Ordóñez.

AFP
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Después de la ceremonia religiosa, el ataúd de Ordóñez —que murió luego de ser víctima de excesos de dos policías— fue trasladado hasta al cementerio Jardínes de Paz, donde sus familiares le dieron el último adiós en una ceremonia privada.

No obstante, de acuerdo con Semana, muchas personas que no eran cercanas al estudiante de derecho de 44 años enviaron arreglo florales, en solidaridad con los allegados.

Asimismo, por los protocolos para evitar la propagación del coronavirus, el cementerio, ubicado sobre la Autopista Norte de Bogotá, solo permitió la entrada de 20 personas, que tuvieron que anunciarse antes, aseguró la revista.

Así entonces, la mamá de Ordóñez, que viajó desde España (donde vive hace varios años) para el sepelio de su hijo, no pudo asistir al entierro por cuestiones de salud.

Según familiares de la víctima, la madre sufrió graves quebrantos de salud después de aterrizar en Colombia y conocer los detalles de la muerte de su hijo; por lo mismo,  ella tuvo que guardar reposo en su casa.

Tampoco pudieron ir los hijos de Ordóñez, dos menores de 11 y 15 años. Semana indicó que el resto de allegados que no pudieron ir al entierro de la víctima se conectaron a través de una sesión virtual.

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La familia de la víctima pidió que se hiciera justicia por el estudiante de derecho, pero hizo un llamado a la ciudadanía para no avivar la violencia en la ciudad.

Por este caso, cinco policías fueron suspendidos de sus cargos de la Policía, y dos (los que descargaron el ‘taser’ en Ordóñez) —con los que la víctima ya había tenido conflictos antes— fueron destituidos.

La Fiscalía tiene en su poder videos que probarían la responsabilidad de los uniformados en la muerte de Ordóñez.