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Durante su campaña presidencial, el país conoció la desgarradora historia de su hija Juliana, a quien secuestraron y a pesar de una intensa búsqueda, nunca volvió a saber nada de ella.
Rodolfo Hernández, quien falleció el pasado 2 de septiembre, será recordado como uno de los personajes más polémicos en la política colombiana de los últimos años.
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El nombre del excandidato presidencial comenzó a resonar con fuerza en el país durante su administración como alcalde de Bucaramanga, un periodo marcado por numerosos hechos que captaron la atención nacional.
Durante su mandato en la Alcaldía de Bucaramanga, Hernández se destacó por su estilo provocador y sus decisiones controvertidas, ganándose tanto admiradores como detractores. Sin embargo, su vida personal también estuvo marcada por eventos trágicos que han dejado una profunda impresión en la opinión pública.
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El ingeniero Rodolfo Hernández tenía cuatro hijos, quienes desde pequeños mostraron interés en seguir sus pasos. Entre ellos se encontraba Juliana, a quien adoptaron en la década de los 70, cuando Hernández y su esposa, Socorro Oliveros, enfrentaban dificultades para concebir.
Juliana era conocida como la “niña de sus ojos” y su historia conmovió a los colombianos durante su campaña presidencial en un debate organizado por la revista Semana, Hernández no pudo contener las lágrimas al recordar a su hija.
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El secuestro de la hija de Rodolfo Hernández
Años después, cuando ya era mayor de edad, Juliana se mudó para vivir de manera independiente y estaba estudiando Derecho en la Universidad Santo Tomás de Bucaramanga. En una ocasión, decidió asistir a unos festivales en Ocaña, Norte de Santander, acompañada de amigos, a pesar de que su padre le había pedido que no fuera.
Durante este viaje, Juliana y sus compañeros de universidad alquilaron una finca para hospedarse. Sin embargo, hombres ingresaron a la finca y se llevaron a Juliana y otra compañera, quien fue liberada días después al no tener dinero para pagar su liberación.
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La familia Hernández emprendió una intensa búsqueda para encontrar a Juliana, contactando intermediarios y grupos armados en un esfuerzo por obtener pistas sobre su paradero. A pesar de sus esfuerzos, la búsqueda no tuvo éxito y aceptando la pérdida, con el dolor de no haber podido cumplir el deseo de encontrar a la “niña de sus ojos”.
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