author
Escrito por:  Fredy Moreno
Editor jefe     Sep 3, 2024 - 7:08 am

Con relativa frecuencia, el presidente Gustavo Petro apela al resultado de las elecciones presidenciales que ganó. Lo usa para reforzar la legitimidad de sus iniciativas y decisiones. Dice que por las reformas que le propuso al país, y por él, votaron más de once millones de colombianos, a los que el mandatario llama “pueblo”. Tiene razón en lo de su victoria, pero detrás de ese argumento se yergue Rodolfo Hernández, fallecido este lunes, a quien Petro derrotó por muy poco y cuya figura le recuerda al mandatario que su triunfo no fue unánime y que hay amplios sectores que no concuerdan con él.

(Le interesa: Hijo de Rodolfo Hernández dejó duro mensaje por muerte de su papá: “Hasta el último día”)

Para empezar, hay que recordar que, si bien por Petro votó la totalidad de sus seguidores, también lo hicieron muchos que, ya sin otra opción en la segunda vuelta, y sin ser de izquierda, depositaron su voto por el actual presidente para atajar a Hernández. Incluso, un buen porcentaje de personas que pensaban abstenerse o votar en blanco se habría decantado por Petro debido a la inasistencia de Hernández a los debates, los escándalos y los errores de su campaña.

En la primera vuelta presidencial de 2022, el entonces candidato Petro se convirtió en el primer aspirante de izquierda en lograr la mayoría de los votos al obtener una significativa ventaja de más del 40 %, pero eso no fue suficiente para quedarse con la presidencia en esa primera ronda, como era su aspiración. Eso se lo impidió Rodolfo Hernández, un millonario empresario que, proveniente de la provincia, se quedó con el segundo lugar (por un poco más del 28 % de los votos). Hernández derrotó a Federico Gutiérrez, apoyado por la derecha tradicional y lo sacó de la contienda, lo mismo que a Sergio Fajardo que se movía por el centro.

Rodolfo Hernández casi llega a la presidencia

Desde ese momento se reorganizaron las fuerzas políticas en el país: en torno a Petro se concentraron los sectores de izquierda y alrededor de Hernández, un variopinto abanico que recogía del espectro político desde la derecha más recalcitrante hasta el centro moderado y con diferentes matices. En la segunda vuelta, Petro obtuvo 11’281.900 votos (50.47 %), mientras que Hernández alcanzó 10’580.399 votos (47.31 %). La diferencia no fue abrumadora y al hablar de los más de diez millones de votos obtenidos por Hernández se subraya también que ese volumen de colombianos, similar al que votó por Petro, no quería que el líder de izquierda fuera presidente.

Hernández —que pasó de ser un millonario empresario de la construcción a político independiente hasta llegar a ser alcalde de Bucaramanga— estuvo a punto de convertirse en presidente de Colombia. Es claro que su discurso, adobado principalmente de dichos contra la corrupción, contra la politiquería, contra las “gavillas que creían que serían gobierno eternamente”, y en general contra los “vagabundos”, los “zánganos” y una “parranda de sinvergüenzas”, se convirtió en cantinela y tuvo eco principalmente entre sus bases.

“Colombia necesita es un presidente que sea capaz de enfrentar esta mafia que lo está gobernando, que es una tanda, en su gran mayoría, de ladrones”, solía decir Hernández, y aseguraba que su objetivo, de llegar a la Casa de Nariño, era “hacer una limpieza general de estos que se están robando a Colombia”. También ofrecía “trabajar por Colombia de seis de la mañana a cuatro o cinco de la tarde para que los cuatro años calendario se vuelvan en tiempo casi en seis”.

Figura de Rodolfo Hernández corrige concepto de pueblo de Petro

Pero no fue precisamente por esa forma efectista de expresarse —y que Hernández prefería por encima de hablar de un programa de gobierno o de cómo resolver técnicamente los problemas del país— que a sus toldas llegaron millones de colombianos para la segunda vuelta presidencial. En esa instancia, el político santandereano se convirtió en la única opción que les quedó a muchos para que Petro no ganara. Encarnó esa constante que en política indica que no solo se vota a favor del candidato A, sino en contra del candidato B.

Democráticamente Petro ganó, y el hecho de que más de diez millones de colombianos hubieran votado por Hernández no le resta legitimidad al hoy mandatario. Pero sí le recuerdan que no puede reclamar para sí el liderazgo y la aceptación uniforme de todos los colombianos. El pueblo que invoca el presidente Petro no son solo sus fieles electores, que los tiene. También lo conforman los que le dieron su voto por no querer a Hernández, y los que votaron por Hernández en contra de Petro, y también los que se abstuvieron o votaron en blanco.

Lee También

‘In memoriam’, esa es la dimensión e importancia hoy de la figura del ingeniero después de su fallecimiento. Hace apenas dos años estuvo a punto de llegar a la presidencia de la República con los votos de millones de ciudadanos que tuvieron diversas motivaciones (desde la absoluta convicción de que Hernández era el mejor candidato hasta quienes solo querían parar a Petro) y que también hacen parte de la categoría ‘pueblo colombiano’, usada de forma maniquea por los políticos.

En un acto de autocrítica, el senador Iván Cepeda, una de las figuras más representativas de la izquierda colombiana, le puso de presente hace unos meses al jefe de Estado que no está bien no aceptar las ideas diferentes y descalificar la expresión de esa otra parte del ‘pueblo’ que el presidente no ve: “El deber de nuestro gobierno es escuchar la inconformidad y las críticas de la ciudadanía y la oposición”, escribió Cepeda en X. “Debemos explicar lo que injustamente se malinterpreta o no se entiende. Corregir lo que se ha hecho mal. Dialogar para buscar un acuerdo nacional. Así se construye la democracia”.

* Pulzo.com se escribe con Z

Lee todas las noticias de nación hoy aquí.