El chat, según reveló El Tiempo, se lo envió Ana María Castro Romero a su amiga Camila Estéfany Segura, a la que primero le preguntó que si la podía recoger en la calle 85, en el norte de Bogotá, porque estaba “ofendida”.

Minutos después de ese mensaje, la joven envió otro, a las 12:16 de la noche, que decía: “Estoy tomando con Paul en la zona de la 116. Ven para acá”.

Siete minutos después de que enviara esa conversación, el periódico dijo que la mujer perdió comunicación con su amiga, y que fue hasta el siguiente día cuando se enteró, por medio de la familia, que el cuerpo de Castro había sido encontrado en la 80 con carrera 69K.

Camila Segura decidió comunicarse con Paul Naranjo para preguntarle por su amiga, y según la respuesta que le dio, y que cita el periódico, es que él estuvo con ella hasta las 2 de la mañana.

La dejé con un man […]. Mateo, un man alto, de barba, en la calle 80. Ahí se bajaron, detrás del Homecenter, y no supe más”, agregó.

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Pese a que Naranjo dijo no saber qué ocurrió con Castro, de la que luego confesó estaba enamorado y pretendía que fuera su novia, la Fiscalía reveló, en un comunicado, que él era el hombre que conducía la camioneta negra en donde iba la víctima y su acompañante.

De hecho, la semana pasada se conocieron dos videos de cámaras de seguridad de la zona en donde estaban de rumba, y allí se ve que Ana María Castro sale de un bar con Naranjo y con Julián Ortegón Mosquera, dos de los presuntos responsables de su muerte.

Con ellos sube a la camioneta, y junto con Mateo, y se van del lugar.  Los investigadores determinaron que en el trayecto, Naranjo “notó por el espejo retrovisor que la joven y su acompañante inicial se estaban besando, este al parecer se disgustó y detuvo el vehículo para que se bajaran”.

Es aquí en donde se presenta la controversia, pues mientras los dos procesados aseguran que la joven se bajó, la hipótesis de la Fiscalía es que “a Castro se presume que la arrojaron” del vehículo, y que “en la caída recibió golpes traumáticos”.

Por ahora, a Julián Ortegón lo enviaron a prisión en calidad de coautor, mientras que la Fiscalía sigue tras la pista de Paul Naranjo.