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El denominado “plan desenguayabe” seguirá en vigor el próximo 1 de enero de 2026, replicando la estrategia implementada durante las festividades de Navidad. Esta medida consiste en una restricción temporal para la venta de bebidas alcohólicas, la cual afecta tanto a la zona urbana como rural del municipio, y se refuerza con operativos de control de tránsito y dispositivos de seguridad pública. La decisión se basa en los resultados positivos registrados tras su aplicación el 25 de diciembre, cuando se observaron disminuciones notorias en los índices de violencia e incidentes asociados al consumo de licor.
Desde las 4:00 de la madrugada hasta las 10:00 de la mañana del primer día del año, estará prohibida la venta de bebidas embriagantes en todo el municipio. Según Francisco Espín, secretario de Gobierno, el propósito central de esta restricción es reducir drásticamente las riñas, los accidentes de tránsito y situaciones de intolerancia que se incrementan durante las festividades debido al consumo excesivo de alcohol. Espín destacó que, gracias a la aplicación previa del plan, la reducción de riñas y lesiones personales alcanzó un 77 % en comparación con años anteriores, cifras que atribuyó directamente a la medida restrictiva y al fortalecimiento de los dispositivos de vigilancia.
En años recientes, el municipio había enfrentado graves consecuencias derivadas de estas celebraciones, incluyendo hasta tres fallecimientos relacionados con el consumo de alcohol al cierre del año anterior. Ante este antecedente, las autoridades intensifican su compromiso con la prevención, desplegando un escuadrón antirriñas integrado por 60 uniformados, encargados de atender de forma inmediata cualquier alerta ciudadana reportada a la línea 123.
Paralelamente a la restricción en la venta de licores, el plan desenguayabe contempla la instalación de puestos de control vehicular y la realización de pruebas de alcoholemia a lo largo de la noche y la madrugada. El titular de Gobierno recalcó la dureza de las sanciones para quienes conduzcan bajo los efectos del alcohol, advirtiendo que las multas pueden alcanzar los 45 millones de pesos.
El plan también se hace extensivo al control del uso de pólvora, endureciendo las consecuencias para padres que permitan que niños manipulen estos materiales. Las sanciones pueden ir desde procesos judiciales hasta la pérdida de la patria potestad; además, los menores sorprendidos en esa condición serán puestos bajo el amparo del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar a través de reportes ciudadanos, hospitalarios o acciones directas de la Policía. La Alcaldía sostuvo que la intención no es perjudicar la actividad comercial ni las festividades, sino velar por la seguridad y la vida en los momentos más riesgosos de la jornada, tradicionalmente asociados con actos de intolerancia y criminalidad.
¿Por qué se incrementan los controles de alcoholemia y antipólvora durante las festividades?
Este tipo de controles cobra relevancia porque las festividades de fin de año suelen coincidir con picos en el consumo de alcohol y el uso de pólvora, condiciones que, según las autoridades, aumentan significativamente el riesgo de accidentes, lesiones y episodios de violencia. Los despliegues especiales buscan anticiparse a estos comportamientos, reforzando la vigilancia y sancionando conductas que puedan poner en peligro tanto a quienes participan en las celebraciones como a la comunidad en general.
Por esto, la existencia de medidas como el plan desenguayabe responde a la necesidad de prevenir pérdidas humanas y daños irreversibles que históricamente han marcado las celebraciones, un reto que involucra la responsabilidad tanto de las autoridades como de los ciudadanos.
* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.
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