
La desaparición de Valeria Afanador Cárdenas, una niña de 10 años con síndrome de Down, se convirtió en el caso que puso en angustia a la comunidad del municipio de Cajicá, en Cundinamarca. La última vez que la pequeña fue vista fue el pasado 12 de agosto de 2025, dentro de los predios del Gimnasio Campestre Los Laureles, su lugar de estudio, según informó El Tiempo.
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La niña entró en un sector de arbustos de Eugenias frecuentados por la comunidad escolar, desde donde no volvió a ser vista. Las cámaras de seguridad del colegio, ubicado a escasos metros del río Frío, recogieron imágenes de Valeria con una apariencia nerviosa, lo que ha desatado un torbellino de hipótesis, que incluyen la posibilidad de un secuestro o de un accidente en las aguas del afluente, de acuerdo con el periódico.
Manuel Afanador, abuelo de Valeria, expresó a los medios de comunicación sus temores de que no se trate de un incidente casual. “Creo que un hombre alto y corpulento se la llevó y que las autoridades están buscando una dirección para identificarlo”, expresó. Sin embargo, a pesar de la presencia del CTI de la Fiscalía y del Gaula de la Policía, ninguna autoridad ha confirmado esta versión hasta el momento, como se mencionó en el rotativo.




En torno a la seguridad del Gimnasio Los Laureles, la consultora educativa del colegio sostuvo que las medidas de protección son adecuadas, y que ningún niño podría superar la reja o salir por los arbustos de Eugenias sin ayuda. Pese a estas afirmaciones, se detectó un daño en la reja del lado norte del plantel, cercano al río, elemento que abrió otra línea de investigación, según el impreso.
La búsqueda de la pequeña Valeria es incesante y las autoridades han hecho uso de todos los recursos disponibles, desde buzos hasta perros rastreadores, pasando por drones y la revisión exhaustiva del material proveniente de las cámaras de seguridad. A la fecha, sin embargo, los férreos esfuerzos no han fructificado en avances significativos en el caso, de acuerdo con el citado diario.
Durante las labores, recientemente se encontró una lonchera y una cartuchera que, aunque no serían de Valeria, sí pertenecen a uno de sus tres hermanos, que son trillizos y tienen ocho años. Ambos objetos aparecieron contiguos al colegio, según el medio de comunicación.
El colegio se encuentra en una situación de paralización, con un ambiente de tensión y consternación que permea sus instalaciones. La Alcaldía de Cajicá, por su parte, ha ofrecido una recompensa de hasta 20 millones de pesos por información que contribuya a esclarecer el paradero de la pequeña, según el informe periodístico.




El contexto es uno de incertidumbre, pues aunque las posibilidades apuntan hacia un presunto secuestro, también se contempla un posible accidente en el río, sin dejar de lado la posibilidad de un escape a través de la reja dañada. De esta forma, la investigación sigue en pie, la operación de búsqueda continúa intensa y la esperanza de encontrar a Valeria aún se mantiene viva.
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