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El pasado 29 de septiembre de 2024, en Jamundí, Valle del Cauca, al occidente de Colombia, Yeincy Fernández García fue victima de un feminicidio que estremeció al país. Ella vivía junto a su hija mayor, Carolyn, y su hijo menor de 10 años.
Yency se había separado de Bleyner Adrían Mejía hacía ya bastante tiempo, luego de compartir más de 22 años de relación. Poco a poco, había decidido darse una nueva oportunidad en el amor, pero los celos y la rabia de Bleyner no se lo permitieron, a pesar de que él ya convivía con otra persona.
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Esa tarde, después de las cinco, Bleyner llegó a la casa lleno de furia. Tomó un cuchillo y atacó a Yency, apuñalándola tres veces, una de ellas directamente en el corazón. El hijo menor presenció la escena, convirtiéndose en testigo de un horror que marcaría su vida para siempre. Los vecinos, alarmados por los gritos, acudieron de inmediato y avisaron a la familia. Yency fue trasladada a una clínica, pero llegó sin vida.

Carolyn, al enterarse, corrió hasta el lugar y entró en estado de ‘shock’. Dice que toda su vida fue testigo de la violencia en su hogar, pero jamás imaginó que terminaría de esa manera. Su padre huyó y no fue capturado sino hasta un año después, hace apenas unas semanas, en Cali. Bleyner podría enfrentar una condena de más de 30 años de prisión.
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Hoy, el hijo menor, de 11 años, vive con sus tías maternas, mientras Carolyn lucha cada día por salir adelante. Se rebusca el dinero para continuar sus estudios, ayudar a su hermanito y pagar las deudas que quedaron, incluida la casa donde vivían. Una familia rota, dos niños desprotegidos y una hija que debió convertirse en adulta demasiado pronto, con el vacío eterno de no volver a ver a su madre, su más grande amor y adoración.
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