Isis, la perra de un poco más de cuatro años y de raza Golden Retriever, de ahora en adelante pisará un despacho judicial de Ibagué todos los días que su amo esté en función. La decisión es del Consejo de Estado que analizó la tutela de un funcionario judicial que padece de ansiedad y depresión desde hace más de cinco años, y a quien su compañera perruna, le trae estabilidad en sus momentos de crisis cuando estos ocurren en horas laborales.

El funcionario judicial quien ha presentado intentos de suicidio manifestó que el ambiente laboral que se maneja en el despacho donde trabaja es estresante e “inaguantable” por las conductas que él, sus compañeros y el juez deben soportar por parte de la secretaria del juzgado, quien durante toda la jornada se queja debido a que no se ha adaptado a la virtualidad.

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El hombre quien presentó el recurso expuso que, pese a que ha cumplido con sus funciones al presentar sus proyectos a tiempo y sacar adelante la dependencia en la que labora, ha tenido episodios de ansiedad severa, dolores de cabeza y tensión permanente, debido al estrés que padece en el despacho, lo cual ha afectado su proceso de estabilización médica.

En agosto de este año su terapeuta le expidió una certificación en la que le recomendó la presencia de Isis en su lugar de trabajo puesto que resulta ser un apoyo emocional y necesario para su salud mental porque, además, no solo vive con él, sino que ha estado en sus momentos más críticos. Aunque había una excusa médica de por medio, la Dirección Ejecutiva Seccional de la Administración Judicial de Ibagué fue renuente para autorizar el ingreso de Isis al despacho.

En ese orden, el funcionario consideró pertinente presentar la tutela porque consideró que se estaban vulnerando los derechos a la salud en condiciones de dignidad y el derecho al trabajo. Según el hombre, la acción de tutela no la presentaba por un capricho, sino porque la compañía de su mascota es parte integral de su proceso terapéutico para hacer llevadero el cumplimiento de sus deberes.

Del mismo modo, puso de presente no solo sus antecedentes médicos que son de pleno conocimiento del titular del juzgado donde ejerce sus funciones, sino también explicó que Isis padece de una enfermedad que requiere cuidados médicos con analgésicos que le puede suministrar mientras está en el despacho.

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En septiembre de este año, el Tribunal Administrativo de Tolima decidió no acceder a las pretensiones del funcionario judicial porque no se demostró que Isis hubiera sido adiestrada en algún centro nacional o internacional autorizado por la Asociación Colombiana de Zooterapia o por la entidad que el Instituto Colombiano Agropecuario (ICA) autorice, como lo exige la ley para considerar que es una canina de asistencia.

El funcionario público no estuvo de acuerdo con la decisión y la impugnó diciendo que ni siquiera el despacho que conoció el proceso analizó su historia clínica y las posibles consecuencias que acarrea la depresión severa que, en su caso, supone intentos de suicidio.

El expediente llegó al Consejo de Estado y revocó la decisión. Dijo que el funcionario público si probó la existencia de un diagnóstico médico que prueba el estrés y la depresión severa que padece, motivo por el cual su sicóloga consideró pertinente el acompañamiento de su mascota como una terapia adecuada para tratar las afecciones emocionales que lo aquejan.

Además, dado que no hay contraindicaciones médicas frente a la presencia del animal en el juzgado y que los compañeros de trabajo del demandante no se oponen, el Consejo de Estado consideró viable ordenar que se permita el ingreso de Isis a las instalaciones judiciales.

Finalmente, la Sala advirtió que le corresponde al funcionario público verificar, de manera periódica, que las condiciones de salud y sanitarias de su mascota no constituyen un riesgo para otras personas. Además de verificar que cuente con las vacunas que necesita, que está libre de parásitos y que no genera probables consecuencias negativas en la salud de otras personas.