Hace 20 años, una enfermedad hereditaria lo fue dejando invidente de manera progresiva, pero eso no fue impedimento para seguir trabajando a diario, hasta el 2 de diciembre de 2019, fecha en la cual recuerda que perdió el 100 por ciento de la visión, por lo que ya no pudo seguir manipulando los hornos que durante más de tres décadas le dieron el sustento y dejó de desempeñar su labor. Ahora vive gracias a las ayudas de un empresario del Centro de la ciudad y de amigos y conocidos. 

Muchos ibaguereños recuerdan a Jaime Arturo Cabezas Rebelo con su platón repleto de esas tradicionales galletas negras que deben su color a la panela. Jaime Arturo le contó a Q’HUBO que el 2 de diciembre de 2019, decidió dejar de vender las galletas debido a un glaucoma, enfermedad que lo aqueja y que también sufren su abuela y su mamá.

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En un principio, un empresario del Centro de Ibagué que lo conoce hace 28 años, apenas supo de su diagnóstico, lo llevó a otro especialista y le ofreció pagar el costo de cualquier tratamiento con tal de devolverle la vista, pero el daño en sus ojos era irreversible.

Luego de aquel día, ese mismo amigo empezó a pagarle el arriendo de una habitación en un inquilinato de la carrera Tercera con calle 20, pero las condiciones del sitio no eran las mejores, por lo que decidió adecuarle un apartamento de su propiedad en la carrera Segunda con 16, lugar donde Jaime Arturo vive dignamente. 

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Jaime, el 24 de diciembre de 2021 cumplió 61 años. Tiene una hija de 40 años que vive en España, pero manifestó que lleva bastante tiempo sin venir a visitarlo. El mismo hace el oficio de su casa, cocina y se moviliza por las calles del centro, donde en ocasiones algunos vendedores le ayudan a cruzar las calles. 

Jaime Arturo goza del afecto de muchos vendedores ambulantes del centro de la ciudad.