
El hombre aseguró haberla visto sentada sola en unas rocas cerca del mar, mostrando signos evidentes de tristeza.
Según el trabajador de una empresa de aseo, un hombre se acercó a ella, y ambos entablaron una conversación que duró cerca de 45 minutos.
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A pesar de que Tatiana sonrió en un par de ocasiones, la tristeza seguía reflejada en su rostro. Durante ese tiempo, un segundo hombre apareció en la escena y se mantuvo a cierta distancia, observando sin intervenir, lo que al testigo le pareció extraño y desconcertante.
“Se veía triste. Uno se da cuenta. Había algo en su expresión, en su forma de sentarse, como si estuviera cargando algo por dentro […]. Él se sienta donde ella estaba. Entonces ella se mueve a la piedra del frente. Quedaron frente a frente, hablando. Ella incluso se rio con él en un par de ocasiones. Pero esa tristeza no se le quitó del todo”, dijo el hombre a El Tiempo.




La actitud del segundo individuo, que no parecía estar allí por casualidad, generó inquietud, ya que permaneció inmóvil durante toda la charla entre Tatiana y su acompañante.
Finalmente, Tatiana se fue caminando con el hombre con quien conversaba, sin mostrar señales de haber sido forzada. El segundo sujeto también se retiró, aparentemente siguiéndolos a distancia.
El testigo enfatizó que ella se fue por su voluntad, aunque reconoció que desconoce lo que ocurrió después. Estas declaraciones aportan elementos cruciales para esclarecer los hechos en torno a la desaparición de la joven.
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