En un documento de 134 páginas, la Sala de Instrucción de la Corte Suprema de Justicia condensó todas las evidencias que tienen ad portas de un juicio por corrupción al sufragante al expresidente de la Cámara de Representantes y barón electoral de Guainía Carlos Alberto Cuenca Chaux. Se trata de uno de los parlamentarios más importantes de Cambio Radical, con más de 14 años de experiencia en el Congreso y ascendencia en su bancada

Además, ha integrado en los últimos años las comisiones de Hacienda y de Presupuesto, donde se definen la bitácora financiera del país, la letra menuda de las reformas tributarias, la gestión de créditos internacionales y hasta el régimen de exenciones tributarias.  Testimonios, fotografías, videos y hasta pruebas grafológicas son parte del dossier en su contra. Según la acusación en poder de El Espectador, Cuenca Chaux habría entregado tejas y cemento para garantizar su elección al Congreso en 2014.

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De acuerdo con el expediente, en la recta final de las elecciones de ese año se llevó a cabo una reunión política en Inírida (capital del departamento), en la que el congresista habría llegado al siguiente compromiso con sus electores: “Plata no hay, pero cemento y zinc sí”. Según la Corte, esa compraventa de votos “perturbó gravemente el proceso electoral por la manera engañosa como se condicionó a los votantes indígenas y ciudadanía en general”.

Este proceso empezó el 28 de marzo de 2014, cuando el líder indígena Miller Garrido Pacheco lo denunció penalmente y entregó videos y fotografías que mostraban a miembros de la campaña de Cuenca Chaux aparentemente entregando esos materiales de construcción a posibles votantes en días previos y posteriores a la jornada electoral. En agosto de 2014, en ampliación de la denuncia, Garrido Pacheco le detalló a la Corte quiénes y cómo habrían participado en esta operación de presunta corrupción electoral.

Según dijo Zulma Delvasto Lara, miembro de la Unidad de Trabajo Legislativo del congresista, le pidió a él que organizara una reunión política para presentarle a la comunidad la propuesta política de Cuenca Chaux y así lograr su elección. Zulma es hermana de Óscar Gerardo Delvasto, quien en 2014 era el alcalde de Inírida y un aliado político de Cuenca Chaux. El líder indígena convocó el encuentro en la casa de su mamá, Cecilia Pacheco Cabria. De acuerdo con su versión, una vez allí Cuenca Chaux fue breve y se limitó a preguntarles a los asistentes cuántos votos podía conseguir cada uno. “(La) propuesta era cemento y zinc a cambio del voto, entonces le dicen a la gente que cuántos eran. ‘Pues somos 10’. ‘Ah, entonces son 10 bultos de cemento y 10 láminas de zinc’. Si son 5 son 5 también”. En un cuaderno, añadió el testigo, se anotaba el nombre de la familia y los votos prometidos, y a cambio se les entregaba un recibo para que reclamaran esos materiales.

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Además, el líder indígena Miller Garrido Pacheco contó que toda la operación de la entrega de esos materiales a los ciudadanos se coordinó desde la compañía Depósito Villavicencio, de propiedad de la familia Delvasto, muy cercana a los intereses del congresista, y que allí redireccionaban a la gente a la Comercializadora Castillo, que quedaba muy cerca de allí. La Corte estableció que al menos 12 personas que asistieron a la reunión recibieron materiales de construcción. Algunos de ellos, incluso, recibieron el cemento y las tejas en sus propias casas, en una especie de servicio a domicilio. Garrido Pacheco entrevistó en video a esas 12 personas que aceptaron que vendieron su voto y en las imágenes aportadas a la Corte se logra ver esos materiales arrumados en sus casas. También se aportó un recibo de la Comercializadora Castillo, donde se registraba la entrega de 10 tejas de zinc al señor Lucio Yavinape, otro asistente al encuentro con el parlamentario Cuenca Chaux.

Al expediente también fue aportada una fotografía en la que se ve a un colaborador de la campaña entregando tejas de zinc en la casa de una de las ciudadanas supuestamente “compradas” y en la que aparece una moto que es de propiedad de Alexánder Delvasto, amigo del congresista y gerente de la firma Depósito Villavicencio, desde la cual, como ya se dijo, se habría coordinado el pago a los votantes. Por último, el denunciante sostuvo que tras sus señalamientos había sufrido retaliaciones: primero, el entonces alcalde de Inírida, Óscar Gerardo Delvasto, lo sacó de la administración, donde trabajaba como enlace indígena. Segundo, cuando buscó trabajo en el Parque Nacional El Tuparro, en Vichada, le dijeron que lo aceptaban, pero si retiraba la denuncia, y tercero, que había recibido amenazas. Incluso relató que un amigo de Cuenca Chaux que trabajaba en la Alcaldía de Inírida lo buscó para pedirle que se retractara y le hizo saber el enorme poder del parlamentario.

Pero algo ocurrió con Miller Garrido. Entre marzo de 2014 y noviembre de 2017 se mantuvo en sus denuncias. Pero un mes después hizo llegar a la Corte un manuscrito en el que se retractó de todas sus acusaciones y atribuyó el montaje al exgobernador de Guainía Iván Vargas Silva, contradictor político de Carlos Cuenca Chaux. Esa nueva versión la mantuvo en noviembre de 2021 cuando fue citado a declarar en la Corte. Allí dijo que le habían prometido $50 millones, una moto y una tienda para que “ensuciara” al congresista, pero que no le cumplieron y que supuestamente el exgobernador Vargas Silva les pagó a otros testigos $200 mil para que corroboraran su testimonio inicial. La Corte Suprema valoró esta retractación, pero no le creyó. Es más, concluyó que los elementos de prueba confirman su primera versión, al punto que varios de sus familiares, incluida su propia madre, aceptaron la compraventa de los votos por tejas y cemento.

“Yo le pedí el cemento porque él nos estaba comprando el voto con eso. Son actividades ilegales”. Daisy Pacheco, prima del denunciante y testigo.

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“Ahí llegó (Cuenca Chaux), no hizo ni reunión, se sentó y anotó lo que necesitábamos. Él negociaba teja y cemento, solo eso, plata sí no negociaba para comprar votos de uno”, declaró Cecilia Pacheco, la anfitriona del encuentro y madre del denunciante Miller Garrido. Es más, añadió que su esposo Amelio Garrido le ayudó a entrar a la casa las tejas prometidas. A su turno Yenny Garrido, hermana de Miller, señaló:

“Asistí a una reunión en la casa de mis papás en La Esperanza. El señor llegó, venía con unas personas, una mujer que tomaba apuntes. Yo me senté, y él me dijo: ‘Sí, como ya me conoces, mi nombre es y soy el candidato a la Cámara’ o algo así, ‘para que por favor me colaboren y qué necesitan’. Yo le dije: ‘Pues, trabajo’, y la señora que estaba con él me anotó en una agenda. Yo le dije que tenía a tres personas que le iban a colaborar. Me dijo que qué querían. Le dije: ‘Cemento porque van a construir’. Me dijo: ‘Le colaboro con 5 bultos’”.

Por su parte Daisy Pacheco, prima del denunciante, agregó: “Yo le pedí el cemento porque él nos estaba comprando el voto con eso. Son actividades ilegales”. Sobre el pago de los materiales, relató que fue después, tal como le indicaron, al Depósito Villavicencio y que allí Zulma Delvasto, hermana del alcalde y subalterna de Cuenca Chaux, supuestamente le entregó una ficha para reclamar sus cinco bultos de cemento. “Eso fue antes de la elección de Cuenca, faltaban como 15 días”, remató. También declaró María Andaluz Cabral, que dijo: “Yo pedí cinco bultos de cemento y sí, él me colaboró (…) Yo fui allá al Depósito Villavicencio a reclamar una boletica y de ahí nos mandaron a reclamar cemento”. Así mismo, dio su testimonio el indígena Lucio Yavinape. “Dijo este señor Cuenca: ‘Miren indígenas, ¿qué quieren antes de política?’ (…) Él ofreció láminas de zinc, bultos de cemento, nada más. ¿Sabe qué fue lo que dio? Una ficha para ir (a reclamar los materiales)”.

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Además de estas versiones, el material en video recogido por el denunciante Garrido -mucho antes de su súbita retractación-, las fotos que probarían la compra de votos a cambio de material de construcción y los comprobantes de la comercializadora desde la cual se habrían despachado, la Corte escuchó a Iván Arnulfo Rizo, exmiembro de la Misión de Observación Electoral (MOE) en Guainía, quien fue testigo de algunos de esos episodios, y concluyó: “En el Guainía siempre ha existido la corrupción, siempre hay dádivas, hay compra de votos, hay compra de conciencia, hay cambio por elementos”. También se documentó que Zulma Esmeralda Delvasto, hermana del entonces alcalde de Inírida, venía trabajando en la UTL de Cuenca Chaux desde 2008. En una de las pruebas del proceso aparecen hojas de cuaderno con su letra, que ella reconoció, y que fueron aportadas por Garrido como comprobante para el pago de materiales.

Él ofreció láminas de zinc, bultos de cemento, nada más. ¿Sabe qué fue lo que dio? Una ficha para ir (a reclamar los materiales)”. Lucio Yavinape, indígena testigo.

“A partir del compromiso adquirido por el candidato en la reunión realizada en casa de la señora Cecilia Pacheco se produjo una especial forma de acreditación, reclamación y entrega de tejas de zinc y bultos de cemento a sufragantes, a través del uso de un ‘recibo’, en el que figuraba el nombre del votante y los elementos a ser entregados, documento que se repartió, a algunos en el citado encuentro, y a otros en el denominado ‘Depósito Villavicencio’, de propiedad de la familia Delvasto”, reseñó la Corte Suprema en la acusación. El alto tribunal no dejó escapar los nexos de vieja data de Carlos Cuenca Chaux y la familia Delvasto. En su indagatoria, por ejemplo, Cuenca Chaux contó que en los años 90 trabajó por tres años como conductor y operario del Depósito Villavicencio que manejaba esa familia y que ha hecho política desde hace años con Óscar Gerardo Delvasto, ambos arropados por el aval de Cambio Radical. Además, Zulma Delvasto trabaja en su UTL.

Y, como si fuera poco, Alexánder Delvasto Arenas, más conocido como Burro mocho, sobrino de Zulma y Óscar Gerardo, y actual gerente de la empresa Depósito Villavicencio, fue fotografiado con su motocicleta en una casa humilde de Inírida mientras descargaban allí, al parecer, materiales de construcción. “Todos estos indicios configuran una muy alta probabilidad de ser causa directa del hecho indicado, referido a la entrega de dádivas y dinero a sufragantes, sin soslayar que resulta muy improbable para la Sala que los colaboradores electorales del candidato Cuenca Chaux hayan actuado motu propio, entre otras cosas, porque tales labores requieren una disponibilidad importante de recursos económicos que, en lógica, nadie está dispuesto a invertir de su propio peculio sin la aquiescencia, autorización, orden o acuerdo del candidato que, necesariamente, es quien garantiza la contraprestación o premio a esa labor”, resaltó la Corte.

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Con base en estas mismas pruebas, en 2014 se pidió la nulidad de la elección de Cuenca Chaux ante el Consejo de Estado. Aunque esa demanda no prosperó, pues se le mantuvo la investidura, para la Corte Suprema sí resultó clave la valoración que en enero de 2016 hizo el Consejo de Estado sobre estos hechos: “A pesar de que en este caso existen pruebas sobre ofrecimientos de dádivas por los candidatos a cambio de votos y que cuatro personas afirman haberlas recibido, para que se configure la causal de violencia por esta causa es menester concretar también la ocurrencia del hecho frente a las zonas, puestos y mesas de votación donde los constreñidos depositaron sus votos para luego sí determinar a cuántos votantes afectó dicha violencia y establecer su repercusión e incidencia en la elección”. En otras palabras, el Consejo de Estado en 2016 sí encontró probado el delito, pero no que producto de éste se alterara la voluntad popular.

La Sala de Instrucción de la Corte Suprema fue contundente en sus conclusiones: “No tiene dudas la Sala sobre la existencia de un acuerdo común entre Cuenca Chaux y algunos de los integrantes de su campaña electoral, pacto dirigido a lesionar los mecanismos de participación democrática”. El alto tribunal añadió: “Cuenca Chaux dirigió el plan electoral, comprometiendo a la población votante y aportando los recursos económicos para la entrega de las dádivas ofrecidas, acciones complementadas funcionalmente por la señora Zulma Esmeralda Delvasto, quien organizó la reunión en la casa de la señora madre del denunciante, además de entregar los ‘recibos’ para la acreditación de los beneficiarios de los materiales de construcción, controlando a su vez su entrega en la ‘Comercializadora Castillo’ y en el depósito de los Rivera, así como recibiendo y alojando a electores indígenas para garantizar su comparecencia a las urnas”.

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Finalmente la Corte Suprema sentenció: “La probatura arrimada a la actuación permite inferir de manera razonable que Cuenca Chaux obró de manera culpable, en tanto que, dada su calidad de funcionario del poder legislativo, le era más que exigible un comportamiento ajustado a derecho y, a pesar de ello, determinó su voluntad al quebrantamiento del ordenamiento jurídico. Significa lo anterior, que nos encontramos sin duda frente a una persona imputable, esto es, tenía la capacidad de comprender la ilicitud de su actuar (…) El procesado es una persona con estudios profesionales, vinculado de tiempo atrás con el proceso de creación de la ley en el Congreso de la República, conocedor como el que más de la ilicitud de su proceder, sin que exista evidencia de que haya obrado al amparo de un error de prohibición”. Con estas consideraciones, la Sala de Instrucción del alto tribunal acusó al representante a la Cámara por el delito de corrupción al sufragante.

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El Espectador se comunicó con Cuenca Chaux, pero se abstuvo de dar declaraciones. A través de Whatsapp indicó que estaba fuera de la ciudad y que por teléfono no trataba estos asuntos. Tras insistirle para que diera su versión sobre este llamado a juicio, el congresista se disculpó, pidió comprensión y despachó la conversación así: “Yo en estos momentos no sé ni con quién estoy hablando”. En su indagatoria ante la Corte de febrero pasado Cuenca Chaux se declaró inocente, dijo que la mentada reunión política sí existió, pero que quien habló de materiales de construcción no fue él, sino el líder indígena Miller Garrido, quien lo denunció. Y remató su defensa así: “Sería yo el más de los bobos, pues, salir a reiterar en una reunión que voy a ofrecer zinc y cemento, y haberlo hecho así. ¿Y por qué no entonces la plata, cuál es la diferencia? No entiendo, ¿cuál es la posición de decir plata no hay, pero cemento y zinc sí? Me pregunto. ¿Es que el zinc y el cemento no cuestan?”.