Por: EL PILON SA

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Este artículo fue curado por pulzo   Ago 17, 2025 - 4:59 pm
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La reciente propuesta de elevar la edad de consentimiento sexual en Colombia de 14 a 16 años responde a una problemática social que ha adquirido dimensiones alarmantes, particularmente en el departamento del Cesar. Datos oficiales para 2024 exponen que este territorio, con Valledupar a la cabeza, registró 172 partos en niñas menores de 14 años y más de 2.800 en adolescentes de entre 15 y 19 años. Estas cifras llaman la atención sobre un núcleo de vulnerabilidad persistente, donde la infancia y la adolescencia enfrentan riesgos graves que incluyen embarazo precoz y explotación sexual, fenómenos vinculados frecuentemente a la pobreza y al limitado acceso a educación sexual.

La iniciativa legal, liderada por la representante Karyme Cotes, se propone intervenir el marco jurídico colombiano para cerrar el vacío que actualmente permite a adultos sostener relaciones sexuales consentidas con adolescentes de 14 a 16 años, sin que eso constituya un delito. Sus impulsores insisten en que el cambio no pretende restringir los derechos sexuales de los jóvenes, sino prevenir situaciones de abuso, embarazo no deseado y explotación, en especial aquellas relacionadas con el turismo sexual, una realidad reconocida en el país. Según la fuente original, el proyecto busca que los jóvenes cuenten con mayor protección legal, sin dejar de considerar la diferencia de edad en las relaciones consensuadas entre pares.

El contexto internacional otorga solidez a la propuesta. Un informe de 2022 de Unicef, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, destaca que países que determinan la edad de consentimiento entre 16 y 18 años registran menores tasas de embarazo adolescente y explotación sexual infantil. Colombia, con su límite en 14 años, está rezagada a nivel regional en términos de protección de menores. El ICBF (Instituto Colombiano de Bienestar Familiar) respalda la iniciativa como un elemento clave para reducir el ingreso de niños y adolescentes a programas de protección por causas de violencia sexual, incidencias actualmente altas en el país.

Desde el ámbito legal, la reforma llevaría a modificar los artículos 208, 209 y 216 del Código Penal, aumentando las penas hasta 20 años para el acceso carnal con menores de 16 y diferenciando los castigos para relaciones entre pares cercanos en edad. Además, armoniza este umbral con el mínimo legal para contraer matrimonio —16 años—, y reconoce particularidades jurídicas para comunidades indígenas, un paso visto como inclusivo y respetuoso de la diversidad que implica la sociedad colombiana.

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El fenómeno del embarazo adolescente, reflejado especialmente en el Cesar donde el 48% de los nacimientos corresponden a madres menores de 24 años, está ligado, según estudios del DANE (Departamento Administrativo Nacional de Estadística), a factores estructurales como pobreza, desigualdad de género y carencias educativas. La marginación rural y el acceso insuficiente a servicios de salud generan un caldo de cultivo para la permanencia de estas problemáticas. Del lado de la salud pública, expertos como los de la Universidad Nacional de Colombia subrayan que postergar la edad de consentimiento puede ser una medida que contribuya a disminuir la violencia sexual y a robustecer la capacidad de los adolescentes para tomar decisiones informadas sobre su sexualidad.

En conclusión, la propuesta parlamentaria no solo plantea un reto legal sino social: la necesidad de acompañar la reforma con políticas de prevención, apoyo psicosocial y educación sexual integral y adaptada. Para que una eventual aprobación signifique una mejora real en la protección de la infancia y la adolescencia, será fundamental sumar esfuerzos de todos los sectores, desde la justicia y la salud hasta la educación y los organismos sociales, con el fin de atacar no solo las consecuencias, sino también las raíces estructurales de la vulnerabilidad de los menores en Colombia.

Preguntas frecuentes relacionadas

¿Qué efectos ha tenido la edad de consentimiento en otros países latinoamericanos?

La comparación regional revela que varias naciones latinoamericanas han elevado la edad de consentimiento sexual a 16 o incluso 18 años, intentando frenar la explotación sexual y el embarazo adolescente. Por ejemplo, países como Chile, Perú y Argentina han reformado sus leyes en las últimas décadas alineándose con estándares internacionales de Unicef y la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Esta tendencia ha posibilitado avanzar hacia escenarios de mayor protección infantil, aunque las estadísticas muestran que la efectividad depende de la articulación con otras políticas, como educación sexual y acceso a servicios de salud reproductiva. Los expertos afirman que el éxito de la medida radica en la aplicación efectiva de la norma y el fortalecimiento de entornos sociales y familiares seguros para los adolescentes.

¿Qué significa “consentimiento sexual” y cómo se diferencia entre adultos y menores de edad?

El consentimiento sexual es el acuerdo libre, informado y voluntario para participar en una actividad sexual. En el contexto legal, se establece una edad mínima a partir de la cual se presume que una persona puede dar su consentimiento de manera válida, ya que antes de ese umbral se considera que carece de la madurez suficiente para comprender las implicaciones de estos actos.

La legislación sobre consentimiento busca proteger a menores de eventuales abusos y manipulación por parte de adultos, reconociendo que los adolescentes pueden enfrentarse a desequilibrios de poder y falta de información. Así, las leyes no solo sancionan delitos, sino que también sirven de barrera preventiva para aquellos riesgos a los que están expuestos niños, niñas y jóvenes.

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