La situación de orden público en las más recientes semanas tiene preocupados a los colombianos. Dos ejemplos de esa situación fueron el paro minero que fue infiltrado por el ‘Clan del Golfo’ y la tensión en el proceso de paz que el Gobierno adelanta con el Eln, luego de que ese grupo ilegal continuara atacando a la fuerza pública en el país.

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Si bien desde el Gobierno entienden que la muerte en últimas horas del soldado Santiago Isaza, después de resultar herido en un ataque del Eln e Saravena, Cauca, tiene en riesgo las conversaciones con ese grupo, aún no tomaron la determinación de cerrar el capítulo de las negociaciones de paz.

Por qué fueron retirados del Ejército Nacional 748 soldados

En medio de ese panorama de orden público, Semana dio a conocer que desde el Ejército se confirmó la salida de 748 uniformados de esa institución, aduciendo que ya podían pensionarse tras terminar su tiempo de servicio.

Los soldados en mención comentaron que fueron notificados de la decisión, pero que no se les cumplió con el programa de reintegro a la vida civil. Ante la denuncias de los uniformados, fuentes en la institución confirmaron que ese retiro se dio por haber cumplido su tiempo de servicio y que podrían continuar el programa académico en calidad de retirado.

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Según conoció el medio anteriormente citado, algunos testimonios de los soldados dan cuenta de que esa medida sería “arbitraria”, pues les impidió continuar con el proceso de capacitación y transición a la vida civil, después de completar 20 años de servicio en la institución.

De hecho, el soldado Rigoberto Macana mostró su descontento con la decisión y manifestó :“A nosotros el Ejército nos abandonó, nuestros líderes no nos están agradeciendo después de servir a la patria por muchos años”.

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Una parte de los 748 militares que no continuarán en la institución también expresaron que se sienten indignados ante la negativa de continuar con su “derecho al estudio” en los diferentes cursos que estaban tomando en el momento de recibir la notificación de su salida y que les garantizarían conocimientos y habilidades para su nueva etapa civil fuera de la institución.

El retiro de manera abrupta de los uniformados del Ejército no les habría  permitido terminar el año de capacitación a la vida civil, por lo que los soldados se sienten afectados pues no tendrían una adecuada inclusión al entorno productivo.