
En medio de problemas de atención en centros médicos, hubo un proyecto que se pronosticaba como el hospital más grande de América Latina, pero que acabó en una decepción que actualmente luce entre ruinas.
“En Colombia se alza una estructura monumental que alguna vez prometió revolucionar el sistema de salud del país, el Hospital Internacional de Alta Tecnología. Hoy, este concreto yace abandonado, sus pasillos vacíos resuenan con el eco”, escribió la creadora de contenido Pao Pineda, que en mayo de 2025 mostró en su cuenta de YouTube cómo luce en la actualidad.
¿Cuál es el megahospital abandonado e inconcluso cerca de Bogotá?
El proyecto del Hospital Internacional de Alta Tecnología en Sopó (ver mapa), Cundinamarca, es un claro ejemplo de un megaproyecto hospitalario que no se concretó y terminó como una estructura abandonada.
Este hospital formaba parte de la Zona Franca Ciudadela Salud, un ambicioso plan concebido en el año 2000 con el objetivo de crear un complejo médico-industrial de alta tecnología.
Se proyectó que contaría con 400 camas, 210 consultorios, 40 unidades de cuidados intensivos, 19 salas de cirugía y un hotel para familiares de pacientes. La inversión estimada era de 500 millones de dólares, de los cuales 100 millones se destinarían al hospital y 400 millones a la ciudadela en general.
Sin embargo, el proyecto enfrentó múltiples dificultades que llevaron a su paralización. La EPS Saludcoop, que lideraba la iniciativa, tenía una participación del 25 % en el proyecto, según datos replicados por Kevin Bolaños, creador de contenido en YouTube que visitó la zona hace dos años.
A pesar de que algunos socios aportaron recursos, la mayoría de los fondos se perdieron debido a problemas financieros, administrativos y de gestión. En diciembre de 2016, la empresa Ciudadela de Salud S.A., encargada del proyecto, fue liquidada, dejando la construcción en un estado de abandono.
Actualmente, la estructura permanece incompleta y deteriorada, sin uso ni mantenimiento, convirtiéndose en un símbolo de las fallas en la ejecución de proyectos de infraestructura en el país.
Este caso refleja las dificultades que enfrentan muchos proyectos de infraestructura hospitalaria en Colombia, donde la combinación de falta de planificación, corrupción y deficiencias en la gestión pública pueden llevar al fracaso de iniciativas que inicialmente parecían prometedoras.
El esqueleto del hospital permanece como un ‘elefante blanco’ en la vía que conecta Bogotá con Tunja, cerca de Briceño, en Sopó, Cundinamarca. Se ha convertido en un símbolo de la mala gestión y la corrupción en proyectos públicos de gran envergadura en Colombia.
¿Qué significa un elefante blanco en Colombia?
En Colombia, un ‘elefante blanco’ es una expresión que se refiere a proyectos o infraestructura pública que, luego de una inversión significativa de recursos estatales, quedan inconclusos, abandonados, no cumplen el propósito para el que fueron creados, o su costo de mantenimiento es desproporcionado respecto a su utilidad.
Este término se asocia comúnmente con:
- Obras inconclusas o abandonadas: Edificaciones o proyectos que se detienen a mitad de camino y quedan en el olvido, deteriorándose con el tiempo.
- Inutilidad o subutilización: Proyectos que, aunque terminados, no prestan el servicio esperado o son usados mínimamente, lo que los hace ineficaces.
- Altos costos de mantenimiento: Infraestructuras que requieren una inversión constante y elevada para su conservación, sin generar un beneficio social o económico que lo justifique.
- Corrupción e ineficiencia: En el contexto colombiano, los “elefantes blancos” son un símbolo frecuente de mala planeación, sobrecostos, irregularidades en la contratación y falta de supervisión en la gestión de recursos públicos.
La Contraloría General de la República de Colombia es una de las entidades que más activamente monitorea y denuncia la existencia de estos ‘elefantes blancos’ en el país, dado el perjuicio patrimonial que representan para el Estado.
¿Cómo llegar a Sopo desde Bogotá?
Para ir de Bogotá a Sopó en carro, la ruta es por la Bogotá – Tunja/La Caro-Tocancipá y la ruta 55. La distancia es de 37,2 km y el tiempo estimado de viaje es de una hora y 18 minutos.
La ruta más directa desde Bogotá a Sopó es por la Autopista Norte, pasando por Chía. Este trayecto es comúnmente utilizado tanto por vehículos particulares como por buses intermunicipales.
La tarifa de bus en transporte público está desde los 7.000 pesos, con horarios desde las 5:30 de la mañana hasta las 11:00 de la noche en múltiples compañías de transporte como Expreso Los Comuneros y Transportes Alianza, entre otros.
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