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Este artículo fue curado por pulzo   Sep 5, 2025 - 3:41 pm
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La reciente polémica en Manizales en torno a la señalización vial frente al edificio Amaretto, ubicado en la Avenida Santander, ha reavivado el debate sobre la planificación urbana y el manejo de la movilidad en ciudades medianas de Colombia. Los residentes de este sector han manifestado su inconformidad respecto a la decisión municipal de renovar la señalización en el paradero de transporte público, argumentando que la intervención dificulta el acceso y salida desde el parqueadero del edificio debido a la ubicación del paradero en un costado distinto al preferido por la comunidad, concretamente el lado conocido como el sector del fruver, según ha recogido el medio LA PATRIA.

La Secretaría de Movilidad de Manizales aclaró, a través de un comunicado oficial, que este punto corresponde a una ubicación históricamente habilitada dentro de la matriz oficial de paraderos y que la reciente intervención solo fue una labor de mantenimiento preventivo para renovar su señalización. Asimismo, explicaron que la elección del lugar sigue criterios técnicos definidos en el Manual de Señalización Vial emitido por el Ministerio de Transporte, como la distancia mínima entre intersecciones, la accesibilidad para peatones y la funcionalidad del sistema de transporte. La entidad sostuvo su disposición para escuchar observaciones ciudadanas y aseguró que podría revisar la ubicación si se presentan argumentos sólidos fundamentados en criterios técnicos.

Esta controversia pone de manifiesto un problema ampliamente conocido en la gestión urbana: la constante tensión entre los intereses inmediatos de los residentes y las necesidades colectivas que deben ser abordadas bajo criterios técnicos de movilidad. Según reportes del Banco Interamericano de Desarrollo, las decisiones sobre espacio público deben equilibrar factores como la seguridad vial, la fluidez del tránsito, el acceso de peatones y conductores, y la inclusión social. No obstante, una comunicación insuficiente desde las autoridades hacia los directamente afectados suele obstaculizar la aceptación de estos cambios, generando inconformidad y resistencia.

En escenarios urbanos como el de Manizales, que cuenta con dimensiones y recursos propios de una ciudad intermedia, la administración del espacio público enfrenta retos distintos a los de las principales metrópolis. Datos del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) y estudios especializados indican que la tendencia al fortalecimiento del transporte público colectivo debe articularse con la prioridad de mantener la armonía en los entornos residenciales. Investigaciones académicas han evidenciado que incluso acciones puntuales, como el desplazamiento de un paradero, pueden alterar la percepción de la ciudadanía sobre seguridad y calidad de vida, sobre todo si no se acompaña de procesos claros de inclusión y comunicación.

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La Secretaría de Movilidad de Manizales ha mostrado apertura a ajustar este tipo de intervenciones a través de canales formales de participación ciudadana, en sintonía con prácticas recomendadas por organizaciones como la Fundación Corona y la Cátedra UNESCO. Este enfoque busca evitar decisiones unilaterales que perjudiquen la convivencia o incrementen riesgos para la seguridad vial. Ejemplos de ciudades como Medellín y Bogotá demuestran que la articulación con actores comunitarios puede reducir tensiones, validando conjuntamente la ubicación de infraestructura vial y mejorando su aceptación social.

Se destaca la importancia de que las medidas relacionadas con la movilidad, tanto en el corto como en el largo plazo, combinen la planificación técnica con el diálogo permanente con la ciudadanía. Una movilidad segura y eficiente va más allá de la señalización, ya que implica procesos de comunicación, transparencia y corresponsabilidad para fortalecer la gobernanza local en ciudades en desarrollo, como Manizales.

¿Cómo se define técnicamente la ubicación de un paradero de transporte público? La determinación de la ubicación de estos puntos requiere un riguroso análisis basado en normas técnicas, como el Manual de Señalización Vial elaborado por el Ministerio de Transporte. Según la Secretaría de Movilidad de Manizales, los factores relevantes incluyen la distancia mínima a intersecciones, la visibilidad para los conductores, y la facilidad de acceso peatonal y vehicular. Esta precisión técnica busca optimizar la eficiencia y la seguridad tanto para los usuarios del sistema de transporte como para los residentes del área, reduciendo riesgos y facilitando la integración urbana.

¿Por qué es relevante la participación ciudadana en la gestión de movilidad urbana? La inclusión de la comunidad en los procesos de planificación y ajuste de la infraestructura vial resulta crucial para minimizar conflictos y fomentar la corresponsabilidad. Diferentes experiencias, como las de las ciudades de Medellín y Bogotá, han demostrado que la consulta y el diálogo permiten a las autoridades comprender mejor las necesidades reales de los ciudadanos, contribuyendo a decisiones más acertadas y aceptadas socialmente. Asimismo, promueve la percepción de transparencia y legitimidad, elementos esenciales para la convivencia en las ciudades.


* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.

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