El Espectador es el periódico más antiguo del país, fundado el 22 de marzo de 1887 y, bajo la dirección de Fidel Cano, es considerado uno de los periódicos más serios y profesionales por su independencia, credibilidad y objetividad.
Durante más de cuarenta años, el restaurante Pozzetto fue una referencia obligada en la escena gastronómica de Chapinero, un tradicional barrio bogotano. Ubicado en la emblemática Carrera 7 # 61-24, este lugar era reconocido por su distintivo ambiente en una casona de estilo italiano y por su oferta culinaria centrada en pastas elaboradas de manera artesanal. Sin embargo, la fama de Pozzetto trascendió el ámbito gastronómico tras convertirse, el 4 de diciembre de 1986, en el sitio de una de las masacres más estremecedoras del país. Según lo reseñó El Tiempo en su edición del 6 de diciembre de ese año, un hombre armado irrumpió en el restaurante aquella noche, dejando como saldo la muerte de varios clientes que se encontraban en el sitio.
El autor de estos hechos fue identificado como Campo Elías Delgado, un excombatiente de la guerra de Vietnam que ejercía como profesor de inglés. De acuerdo con los registros de prensa, el accionar violento de Delgado inició mucho antes de llegar a Pozzetto. Por la mañana, asesinó a una alumna de 15 años a la que daba clases particulares, así como a la madre de la joven. Posteriormente, se dirigió a su residencia donde ultimó a su propia madre, envolviéndola en periódico, rociándola con gasolina y prendiéndole fuego. Finalmente, Delgado se presentó en el restaurante Pozzetto, donde, tras cenar, desenfundó un revólver calibre 32 largo y disparó contra los asistentes. La serie de asesinatos perpetrados por él ese día dejó un saldo trágico de 29 víctimas fatales, cuyas identidades fueron detalladamente recopiladas por la prensa nacional.
Entre quienes perdieron la vida en Pozzetto se encontraban figuras de la vida pública y privada, tales como el mayor Álvaro Pérez Buitrago, el dirigente político Carlos Alfredo Cabal Cabal, el médico Andrés Montaño Figueroa y el periodista Jairo Gómez Remolina, entre otros. Los nombres de las víctimas permanecen como parte de la memoria colectiva que rodea este hecho, considerado uno de los episodios más oscuros de Bogotá en la década de los ochenta.
En cuanto a los orígenes de Pozzetto, su historia estuvo ligada a la vida de Gino Surace, un inmigrante que llegó a Colombia después de la Segunda Guerra Mundial. Surace fundó el restaurante en 1973, consolidando un legado familiar que pasó a manos de sus hijos tras su fallecimiento. Bajo la dirección, entre otros, del chef Alessandro Surace, Pozzetto mantuvo su esencia de cocina italiana hasta 2018, cuando el predio fue vendido, según informó El Espectador.
El último capítulo de Pozzetto en su sede original se escribió en julio de 2019, fecha en la que abrió sus puertas por última vez en la Carrera 7. El restaurante anunció su traslado a la Calle 69a # 6-19, donde intentó continuar con la tradición familiar. Sin embargo, en febrero de 2020, la gerencia del establecimiento comunicó el cierre definitivo. Las razones fueron el fallecimiento tanto del fundador como de uno de sus hijos, así como las dificultades surgidas por las restricciones derivadas de la pandemia de covid-19. Desde entonces, la capital colombiana despidió a uno de sus restaurantes icónicos, sin el anuncio de una reapertura próxima.
¿Por qué la masacre de Pozzetto marcó un antes y un después en la memoria de Bogotá?
El ataque perpetrado por Campo Elías Delgado en 1986 no solo conmocionó a los habitantes de la ciudad, sino que también evidenció la vulnerabilidad de los espacios civiles frente a hechos de violencia extrema. La cobertura mediática, encabezada por medios como El Tiempo y El Espectador, dejó constancia del dolor colectivo y de la indignación social causados por los acontecimientos en Pozzetto.
Este caso ha sido recordado a lo largo de los años porque alteró sensiblemente la percepción de seguridad en lugares considerados seguros y familiares como los restaurantes. La memoria de las víctimas y los sucesos de esa trágica noche siguen siendo objeto de análisis y reflexión en la capital, planteando interrogantes sobre el impacto psicológico y social de estas tragedias en la vida urbana.
* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.
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