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El reciente memorando de entendimiento suscrito entre Colombia y Venezuela marca un avance decisivo en la cooperación transfronteriza con la propuesta de una segunda zona binacional en los departamentos colombianos de Vichada y Guainía. Este instrumento busca expandir la colaboración en áreas clave como cultura, educación, turismo, energía y comercio, siguiendo el modelo del primer acuerdo de este tipo establecido anteriormente en la región del Catatumbo, según la fuente original. Tal decisión evidencia un interés compartido por transformar estas zonas, históricamente periféricas, en focos de desarrollo económico y alianzas estratégicas.
La relevancia de este memorando radica tanto en su simbolismo político como en su aplicación práctica. El gobernador de Vichada, Fullberto Guevara, subrayó que la iniciativa permitirá posicionar a los departamentos y municipios fronterizos como aliados económicos y culturales, promoviendo una integración genuina y sostenible. Más allá de la voluntad política, el memorando representa una estrategia para abordar rezagos sociales y económicos, en territorios afectados por la marginalidad y el olvido estatal, desde un enfoque de cooperación bilateral.
En el marco geopolítico, la frontera entre Colombia y Venezuela ha sido escenario de conflictos por la presencia de grupos armados, flujos migratorios y el contrabando. No obstante, desde el restablecimiento de relaciones en 2022, según información de El Espectador, se registra un acercamiento político y económico en busca de superar décadas de tensión. En la experiencia latinoamericana, regiones como la conformada por Argentina y Brasil en la cuenca del río Uruguay constituyen antecedentes de éxito en materia de crecimiento en infraestructura y turismo, de acuerdo con la Organización Internacional de Cooperación Fronteriza.
No obstante, existen límites claros en la naturaleza de este acuerdo. El memorando no implica compromisos jurídicamente vinculantes y está sujeto a disponibilidad presupuestal en ambos países, lo que podría restringir su eficacia en el corto plazo. Expertos como José de la Calle, citado desde la Universidad Nacional de Colombia, han advertido que estos instrumentos suelen ser más simbólicos que operativos; su desarrollo exigirá tanto decisión política como recursos reales para evitar caer en la mera declaración de intenciones.




El éxito de la zona binacional dependerá en parte del avance de comisiones técnicas binacionales encargadas de definir acciones específicas y de garantizar el seguimiento a los proyectos emprendidos. La Fundación Konrad Adenauer advierte que, sin una actuación conjunta y sostenida entre sector público y privado, el acuerdo podría no ir más allá del papel.
Desde la óptica del desarrollo sostenible, la región de Vichada y Guainía enfrenta desafíos particulares relacionados con la ausencia estatal, la marginación de comunidades indígenas y la presión sobre los ecosistemas amazónicos. Organismos como la UNESCO resaltan la importancia de la cooperación intercultural en educación y cultura, mientras reportes del World Bank enfatizan la necesidad de impulsar el turismo sostenible y combatir la informalidad y el contrabando a través del fortalecimiento económico local y la modernización de la infraestructura.
En síntesis, el memorando entre Colombia y Venezuela para establecer una segunda zona binacional en Vichada y Guainía representa una iniciativa ambiciosa que condensa aspiraciones de integración, desarrollo y reconciliación fronteriza. Su éxito dependerá de la unidad de propósitos entre gobiernos, comunidades y sectores productivos, así como de la capacidad de traducir las intenciones diplomáticas en transformaciones concretas y sostenidas en el tiempo.
¿Cuáles son los principales obstáculos para la implementación efectiva de zonas binacionales en la frontera colombo-venezolana?
La pregunta surge porque, históricamente, la colaboración en la frontera entre Colombia y Venezuela se ha visto obstaculizada por factores políticos, económicos y de seguridad. Persisten retos estructurales como la presencia de actores armados, deficiencias en la infraestructura regional y falta de continuidad en la asignación de recursos financieros, según informes citados en el texto. Además, las diferencias en la normativa interna de cada país suelen complicar la ejecución de proyectos conjuntos incluso cuando existe voluntad política y social.
Este interrogante es relevante para analizar si la reciente iniciativa realmente logrará superar obstáculos anteriores y si los mecanismos planteados por el memorando están diseñados para enfrentar las causas subyacentes de la ineficacia de otros acuerdos, aspecto subrayado por expertos como el profesor José de la Calle en el contexto mencionado.
¿Qué significa “zona binacional” y cuál ha sido su impacto en otras regiones de América Latina?
La consulta es pertinente porque el término “zona binacional” puede resultar ambiguo fuera de su contexto técnico y político. Una zona binacional, en este sentido, es un espacio fronterizo gestionado conjuntamente por dos países con el fin de promover desarrollo económico, integración sociocultural y cooperación sectorial. Según la Organización Internacional de Cooperación Fronteriza, ejemplos como la cuenca del río Uruguay, entre Argentina y Brasil, han evidenciado que este tipo de zonas pueden favorecer el turismo, la infraestructura y el intercambio comercial a través de acuerdos concertados y sostenidos.
Conocer el significado y resultados obtenidos en otras regiones ayuda a evaluar de manera más informada las expectativas que se pueden depositar en la zona binacional entre Colombia y Venezuela, así como a identificar factores clave que podrían influir en su éxito o en sus limitaciones.
* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.
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