El Espectador es el periódico más antiguo del país, fundado el 22 de marzo de 1887 y, bajo la dirección de Fidel Cano, es considerado uno de los periódicos más serios y profesionales por su independencia, credibilidad y objetividad.
La Semana de la Bicicleta en Bogotá representa mucho más que un encuentro deportivo o recreativo; se trata de un evento que, año tras año, evidencia el compromiso de la capital colombiana con la movilidad sostenible y la reducción de emisiones contaminantes producto del transporte urbano. Del 22 al 28 de septiembre, bajo el liderazgo del Instituto Distrital de Recreación y Deporte (IDRD), la Secretaría Distrital de Movilidad y la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte, la agenda prevista busca consolidar una cultura ciudadana basada en la autonomía y la seguridad vial con especial énfasis en mujeres, quienes constituyen el 80 % de los nuevos participantes en procesos de aprendizaje, como destacó Daniel García Cañón, director del IDRD.
Bogotá no solo ostenta la red de ciclorrutas más extensa de Latinoamérica, sino que este avance se sitúa en medio de una transformación social iniciada hace cinco décadas. Así lo reconoce El Espectador, que en su reportaje conmemorativo sobre los 50 años de la Ciclovía, subraya cómo la bicicleta se ha consolidado como símbolo de apropiación ciudadana del espacio público y alternativa real de transporte para millones. Esta historia de evolución urbana se refleja en la celebración anual que, además de destacar logros, contribuye a fortalecer el sentido de pertenencia y la cultura urbana de la ciudad.
Las actividades de la Semana de la Bicicleta van mucho más allá de las tradicionales rodadas o competencias. La apuesta por la formación técnica y la adopción segura de la bicicleta como medio de transporte se expresa en proyectos como la Escuela de la Bicicleta. Con 37 puntos permanentes en Bogotá, esta iniciativa ha registrado más de 93,000 participantes en actividades formativas en lo corrido del año, proporcionando herramientas para reducir accidentes de tránsito y avanzar en equidad de género en la movilidad, conforme a lineamientos sugeridos por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La integración de sectores económicos a través del clúster deportivo y emprendimientos vinculados con la bicicleta fortalece la economía local y amplía la oferta cultural en torno a este medio. Según el Banco Mundial, las ciudades que logran articular deporte, recreación, políticas públicas y tejido empresarial maximizan los impactos positivos en sostenibilidad ambiental y cohesión social.




Sin embargo, la consolidación de estos esfuerzos enfrenta desafíos importantes. El Observatorio de Movilidad Urbana de la Universidad Nacional de Colombia advierte que, pese a los avances en infraestructura, subsisten problemáticas como la limitada cobertura de ciclorrutas en zonas periféricas, sesgos en el acceso a formación y la necesidad de políticas públicas dirigidas a poblaciones vulnerables. Ampliar la cobertura de la Escuela de la Bicicleta y descentralizar las actividades se vuelve una recomendación crucial para superar estas barreras.
De acuerdo con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), lo que está en juego en eventos de esta magnitud no es solo la movilidad, sino la posibilidad de tejer comunidades más cohesionadas y saludables. La interacción mediante la bicicleta fomenta espacios urbanos inclusivos, contribuyendo a la resiliencia de Bogotá ante retos climáticos y sociales.
Así, la Semana de la Bicicleta reafirma el liderazgo de Bogotá en movilidad sostenible, integrando salud, deporte, equidad y cultura en el desarrollo urbano, y proyectando una transformación profunda que va más allá del reemplazo de vehículos a motor por bicicletas.
¿Qué significa movilidad sostenible?
La movilidad sostenible se refiere a un modelo de desplazamiento urbano que busca minimizar el impacto ambiental, promover la eficiencia en el uso de recursos y facilitar el acceso para todos los ciudadanos. En el contexto de la Semana de la Bicicleta en Bogotá, este concepto abarca no solo la promoción de la bicicleta como alternativa limpia, sino también la integración de transporte público, rutas seguras y educación vial, como lo destacan informes consultados por la ONU y la OMS. Su relevancia radica en la necesidad de reducir emisiones y construir ciudades más inclusivas y saludables.
¿Cómo acceden los ciudadanos de Bogotá a la Escuela de la Bicicleta?
El acceso a la Escuela de la Bicicleta es un aspecto relevante del evento, en particular para quienes viven en barrios periféricos o en situación de vulnerabilidad. El IDRD ha dispuesto 37 puntos fijos distribuidos en toda la ciudad, los cuales concentran la oferta de formación gratuita en habilidades técnicas, seguridad vial y mantenimiento de bicicletas. Sin embargo, como advierte la Universidad Nacional de Colombia, la cobertura aún presenta desafíos, lo que enfatiza la importancia de ampliar y descentralizar estos servicios para fortalecer la inclusión y el alcance de la movilidad sostenible en toda Bogotá.
* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.
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