Por: Portal Bogotá

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Este artículo fue curado por pulzo   Ago 19, 2025 - 10:55 pm
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En Bogotá, la recuperación del espacio público y la lucha contra la ilegalidad siguen siendo prioridades en la agenda urbana. Un reciente operativo de gran escala, conocido como ‘megatoma’, se llevó a cabo bajo el puente vehicular de la calle 100 con autopista Norte. Este suceso representa la intensificación del enfoque integral y coordinado de la administración distrital, orientado tanto a fortalecer la seguridad ciudadana como a atender la creciente problemática de la ocupación informal y la vulnerabilidad social que afecta a localidades como Chapinero, Suba y Usaquén. La intervención tomó lugar en un contexto de obras de adecuación de infraestructura para el sistema de transporte TransMilenio, donde habitantes en condición de calle habían establecido refugios aprovechando la remoción de muros en construcción, generando alarma entre la comunidad por el aumento de inseguridad en la zona.

Según información del Observatorio de Seguridad y Convivencia de Bogotá y fuentes oficiales del Distrito, esta operación no solo desmontó cambuches improvisados sino que ofreció atención directa a ciudadanos en situación de calle. De acuerdo con los datos recolectados, tres personas aceptaron la oferta de servicios de integración social, un avance importante al garantizar que la respuesta institucional incluye el respeto a los derechos humanos y la activación de rutas de protección e inclusión social. Paralelamente, la Unidad Administrativa Especial de Servicios Públicos (UAESP) retiró cerca de ocho metros cúbicos de residuos especiales, visibilizando las implicaciones ambientales que trae la ocupación en zonas en obra y subrayando la intersección entre salud pública, seguridad ambiental y gobernabilidad urbana.

La operación fue resultado de una articulación interinstitucional donde participaron tanto las alcaldías locales como entidades distritales: la Secretaría Distrital de Seguridad, Convivencia y Justicia (SDSCJ), la Secretaría Distrital de Integración Social (SDIS) y el Instituto para la Economía Social (IPES), entre otras. Este trabajo conjunto es fundamental porque permite abordar la problemática de manera multidimensional: desde la gestión jurídica del espacio, hasta la atención social y el mejoramiento ambiental, garantizando respuestas más completas y sostenibles. Según el Observatorio SDSCJ, estas prácticas han reducido hasta en un 30% la percepción de inseguridad en áreas intervenidas y han disminuido los eventos delictivos asociados al abandono y deterioro urbano.

Sin embargo, los retos van más allá de la contención inmediata. Desde agosto, se han instalado mesas de trabajo entre las instituciones implicadas para buscar soluciones estructurales a la habitabilidad en calle, problemática que repercute en el tejido social, el orden público y las estrategias de inclusión ciudadana. Informes del DANE y la Secretaría de Planeación Distrital identifican zonas de tránsito masivo y transformación urbana acelerada, como la calle 100, como focos de vulnerabilidad donde la presión sobre el espacio público favorece la ocupación informal y demanda respuestas innovadoras y sostenibles.

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Estas dinámicas situan a Bogotá en línea con otras grandes ciudades latinoamericanas que, ante el aumento de desafíos urbanos, han apostado por esquemas integrales de seguridad, atención social y urbanismo táctico. Medellín, por ejemplo, ha mostrado avances con programas intersectoriales, logrando la recuperación de espacios y mejorando la percepción de seguridad (El Espectador, Informe Medellín, 2023). Para la capital colombiana, garantizar que estos operativos no desplacen sino transformen la ocupación informal implica afianzar mecanismos participativos, enfoque humanitario y rutas efectivas de reintegración social, según expertos de la Universidad Nacional y organizaciones sociales entrevistadas por el Distrito.

En conclusión, la ‘megatoma’ bajo el puente de la calle 100 constituye un modelo de intervención urbana donde la coordinación institucional, el enfoque de derechos y la acción comunitaria se conjugan para recuperar espacios, mejorar la convivencia y sentar las bases de una ciudad más inclusiva y segura. El reto será mantener y profundizar estas estrategias para construir soluciones sostenibles ante las complejidades urbanas que enfrenta Bogotá.

Preguntas frecuentes relacionadas

¿Qué es la habitabilidad en calle y por qué representa un reto para las ciudades?

La habitabilidad en calle se refiere a la condición de personas que carecen de vivienda estable y utilizan espacios públicos para refugiarse, dormir o realizar actividades cotidianas. Esta situación presenta desafíos multidimensionales: afecta la percepción de seguridad, implica riesgos para la salud pública y demanda de los gobiernos políticas integrales de atención social. El abordaje eficaz requiere coordinación intersectorial y un enfoque de derechos humanos, pues solo el retiro físico de cambuches no resuelve la problemática de raíz ni previene su repetición.

En ciudades como Bogotá, la presión sobre el espacio público, la desigualdad y la falta de redes de apoyo generan escenarios donde la habitabilidad en calle se agrava durante procesos de obra y transformación urbana. Políticas públicas orientadas a la inclusión social, la generación de oportunidades y la atención psicosocial pueden contribuir a una solución sostenible, evitando la estigmatización y la marginalidad.

¿Qué alcance tienen los planes de recuperación del espacio público en Bogotá?

Los planes de recuperación del espacio público en Bogotá buscan restaurar y proteger áreas urbanas para el uso colectivo, promoviendo la seguridad, el orden y la convivencia comunitaria. Estas estrategias implican no solo la intervención física –como el retiro de ocupaciones informales y residuos– sino también la articulación de oferta institucional en salud, empleo e integración social. El éxito de estas iniciativas depende de la continuidad, el enfoque integral y la participación activa de comunidades y entidades.

Según informes del Observatorio de Seguridad y Convivencia, una recuperación sostenida requiere de políticas inclusivas y sostenibles que prevengan la reocupación y fomenten la reintegración de poblaciones vulnerables. De esta manera, el espacio público puede convertirse en un eje articulador para el desarrollo urbano y la cohesión social en la ciudad.

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