El Juzgado Cuarto Penal del Circuito de Armenia revocó, en segunda instancia, la decisión del juez cuarto penal municipal, con funciones de control de garantías que, en agosto del año pasado, dejó en libertad a 42 sospechosos de pertenecer al GDO ‘Los Flacos’.

La Fiscalía 47 especializada de la dirección nacional contra el narcotráfico apeló la decisión de primera instancia, argumentando que sí existían los diferentes elementos materiales probatorios nuevos para demostrar la inferencia razonable de coautoría o participación de los imputados en delitos como concierto para delinquir agravado; homicidio agravado; homicidio en la modalidad de tentativa; tráfico, fabricación y porte de estupefacientes; fabricación, tráfico, y porte de armas de fuego o municiones agravado; destinación ilícita de bienes e inmuebles; estímulo al uso ilícito; asesoramiento a grupos delictivos organizados y grupos armados organizados, entre otros.

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La decisión de primera instancia estuvo basada en 2 razones, la primera, en que —al parecer— las pruebas entregadas por el ente perseguidor penal fueron las mismas que generaron la captura previa de 70 personas en 2019, durante la primera operación en contra de este brazo armado del Grupo Armado Organizado, GAO, ‘La Cordillera’.

También, por el hecho de que el hacinamiento en el Quindío, en las estaciones de Policía, sobrepasa el 337 %, situación que para el togado de garantías vulneraba los derechos básicos de los aprehendidos.

Pero en la audiencia de las últimas horas la decisión de su superior en la judicatura fue distinta ya que encontró que las pruebas eran diferentes para judicializar esa mutación delincuencial de ‘Los Flacos’ y que sí existían las garantías suficientes para respetar los derechos básicos a las 42 personas y por ende se debía afectar sus libertades.

Ahora, la Policía inicia una carrera para encontrar a estas personas y ponerlas tras las rejas para que comparezcan por sus delitos.

José Julián Marín Rodríguez, de 45 años; Yeison Orlando Quintero Gil, alias Tazmania; John Alexánder Pedriza Hurtado; Fáber Armando Pacheco Morales, alias ‘Shaggy’; y Édgar Augusto Tirado Montoya, alias ‘Pachala o La Flaca’, fueron dejados en libertad por diferentes jueces desde hace 11 meses y perdieron la vida por acciones al margen de la ley.

En contexto

La operación fase II de la Dijín en contra del GDO ‘Los Flacos’, dejó 42 capturados en 5 departamentos en agosto del año pasado.

Las acciones en Quindío, Risaralda, Caldas, Valle del Cauca y Antioquia, dejaron una incautación de $ 98 millones, producto del expendio de estupefacientes Para estos operativos fue necesaria la alianza de la Policía Quindío y la Policía Caldas que cumplieron tareas específicas en cerca de 20 municipios.

La fase I de la operación en contra de esta organización criminal se realizó en mayo del 2019 cuando fue capturada alias ‘La Patrona’, entre otras 70 personas, operativo que permitió la incautación de 15 armas de fuego, estupefacientes y dinero. 5 personas que están tras las rejas bajo medida de aseguramiento.

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‘Los Flacos’

Este medio de comunicación conoció que el GDO ‘Los Flacos’, también conocido como ‘La Oficina’, tendría operaciones en el Eje Cafetero y norte del Valle del Cauca desde el 2013 tras enfrentarse con la banda criminal ‘Los Rastrojos’ que, en ese momento, ejercía control territorial para actividades de microtráfico y narcotráfico en algunos municipios.

De acuerdo con este escenario de confrontación contra estructuras criminales, delincuenciales y de actores independientes, el naciente grupo criminal consolidó las diferentes franjas de expendio contando con una alianza estratégica con el GDO ‘La Cordillera’, a la cual se subordinaría mediante el pago de una cuota mensual para el derecho al ejercicio de sus actividades delincuenciales en la jurisdicción.

En tal sentido, informaciones disponibles dan cuenta que ‘Los Flacos’, en la actualidad, estaría bajo el mando de alias ‘Pacho Machete’; así mismo, los alias ‘El Flaco’ y ‘El Viejo’ o ‘Sierra’ serían el segundo y tercer cabecilla, respectivamente; los cabecillas financieros estarían alias ‘Aracely o La Flaca’, Diego alias ‘Borracho u Orejón’ y como encargado del direccionamiento operativo de la estructura estaría alias ‘Bréiner o Kaquín’, quien además se encarga de direccionar la cadena criminal del homicidio, tráfico de estupefacientes y demás delitos conexos.

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El grupo tendría control delictivo en el barrio Cuba, de Pereira, en el corregimiento Puerto Caldas, también de Pereira; y en Quimbaya y Montenegro en el Quindío, donde ejercen actividades relacionadas con el tráfico de estupefacientes, homicidios selectivos por ajuste de cuentas de la estructura, exigencias económicas, desplazamiento forzado, fabricación, tráfico, porte o tenencia de armas de fuego, lesiones personales, entre otros delitos y otras conductas contrarias a la convivencia.

Alias ‘Aracelly’ y ‘Juan’ serían los directos responsables de las actividades financieras y logísticas, estarían encargados del manejo de los dineros e ingresos producto de las rentas criminales de la estructura —microtráfico, extorsiones, préstamos bajo la modalidad gota a gota— y legalizarlos a través de las diferentes fachadas de la organización, como son la tenencia y administración de porcícolas, ganadería para producción lechera, caballerizas con equinos de exposición, especialmente en la vereda el Cóngolo en zona rural de Pereira y carnicerías en el barrio Cuba.

Alias ‘El Seño’ sería uno de los cabecillas financieros de segundo nivel, desde el 2015, estaría encargado de una parte de la cartera o dinero para préstamos bajo la modalidad gota a gota, quien bajo amenazas, lesiones personales, recaudaría el pago de los pendientes, para esto se apoyaría en los coordinadores del brazo sicarial, integrado por los alias ‘Mojarro’, ‘El Abuelo’, ‘Cacerolo’, ‘Fiscal’, ‘Pájaro o Pri’, ‘Guti o Gu’, ‘Gamba’ y ‘Manchas o Patas Largas’, quienes responden al mando de alias ‘El Zarco’, cabecilla sicarial de dicha estructura.

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Este último, habría asumido como líder de sicarios tras el homicidio de alias ‘Destemplado’, el 21 de junio del 2020 en Cartago, quien venía fungiendo en dicho cargo desde el 2013. En la actualidad el ‘Zarco’ estaría al mando de todo el componente sicarial, integrado por los alias ‘Mojarro’, ‘El Abuelo’, ‘Cacerolo’, ‘Fiscal’, ‘Pájaro o Pri’, ‘Guti o Gu’, ‘Gamba’, ‘Manchas o Patas Cortas’, ‘Madera o El Loco’, ‘Caleño’, ‘Berrinche’, ‘El Ciego’, ‘Juancho’, ‘La Zeta’, ‘Pato’, ‘La Raya’, ‘Popó’, ‘Peineta’, ‘Tití’, ‘Mello’, ‘Orejas’ y ‘Cabezón’.

Informaciones disponibles de las autoridades señalan que los principales responsables de actos sicariales de la estructura serían alias ‘El Abuelo’ o ‘El Loco’, alias ‘Mojarro’ o ‘Ariel’, y pendientes por identificar alias ‘Cacerolo y alias ‘Fiscal’, quienes además del norte del Valle de Cauca, estarían determinando la ejecución de homicidios en municipios del Quindío.

El brazo sicarial de ‘Los Flacos’ emplea conductores de vehículos de servicio público para transportar alucinógenos y así abastecer las líneas de expendio, de armas de fuego para su ocultamiento y empleo en la ejecución de homicidios, desplazamientos de integrantes y movimientos logísticos.

Alias ‘Botas’ y alias ‘Grillo’, en su condición de conductores de los taxis, serían colaboradores de la estructura delincuencial en la entrega y recuperación de armas de fuego a los sicarios, antes y después de la ejecución de los asesinatos.

De igual manera, esta estructura emplea ‘campaneros’, que alertan la presencia de la fuerza pública o de personas ajenas a los sectores en los cuales tienen mayor incidencia o arraigo sus integrantes. Además, son los encargados de informar a los sicarios el momento en que el objetivo a ultimar se encuentra en un lugar sin presencia de unidades policiales para dar lugar a la ejecución. Así mismo, se encargan de identificar a personas relacionadas con expendio de estupefacientes por fuera de las líneas de distribución del GDO.

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Cabe resaltar que el conjunto criminal emplea grupos de asesinos de 6 a 7 personas para una ejecución: una persona hace entrega de las armas de fuego al conductor del vehículo de servicio público, quien, a su vez, las pasa a los homicidas quienes tras el aval de los ‘campaneros’ perpetran el hecho y cuando consuman el crimen, devuelven las armas de fuego nuevamente al conductor de taxi que, finalmente, las entrega al encargado de ocultarlas, asegurando de esta manera un menor riesgo en la ejecución del asesinato y posterior captura.

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La estructura ejerce un control al préstamo de dinero bajo la modalidad gota a gota, a través de exigencias económicas o cuotas mensuales a las personas dedicadas a dicha actividad, las cuales varían de acuerdo con el monto que la persona tenga disponible para el préstamo; así mismo, estos cobros se incrementarían en temporada de fin de año, especialmente porque los integrantes del brazo sicarial, por orden de su cabecilla, exigirían montos elevados como ‘prima decembrina’.

Las víctimas de este flagelo no denuncian por temor a represalias y por el contexto ilícito de la actividad crediticia que generalmente cobra entre el 10 y el 25 % de interés a los usuarios.