“Esta tarde presenté mi renuncia como ministro de Defensa Nacional al Presidente Constitucional de la República @LassoGuillermo, agradezco la confianza y le deseo lo mejor para su Gobierno y al País”, dijo lacónicamente el general (r) Luis Hernández en Twitter, sin precisar la causa. Apenas cumplió seis meses en el cargo.

El presidente de Ecuador, Guillermo Lasso, designó para el puesto al también general en retiro Luis Lara, que fue jefe del comando conjunto de las Fuerzas Armadas entre 2019 y 2021. “Su trayectoria al servicio de los ecuatorianos refleja su profesionalismo. Confío plenamente en su aporte positivo a la seguridad del país”, dijo el mandatario por Twitter.

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En una carta dirigida a Lasso, divulgada por esa misma red social, Hernández señaló que durante los seis meses que ocupó el cargo cumplió con las políticas del gobierno conservador, que declaró una guerra al narcotráfico. Él mismo presenció este martes en el puerto de Guayaquil (suroeste) la destrucción de 2.100 armas de fuego decomisadas por las Fuerzas Armadas en operaciones de control de armamento, municiones y explosivos.

El gobierno de Lasso, que se inició hace once meses, ha declarado una guerra contra el narcotráfico, que ha desatado un crecimiento de la criminalidad en las calles y enfrentamientos por el poder entre presos miembros de bandas que dejan 350 reclusos muertos desde febrero de 2021, en masacres que figuran entre las peores de Latinoamérica.

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El ministro del Interior, Patricio Carrillo, reconoció hace una semana que Ecuador atraviesa una “crisis de inseguridad” vinculada a la criminalidad, que en lo que va de año provocó la muerte de 1.180 personas.

En 2021, el país decomisó el récord anual de 210 toneladas de droga, principalmente de cocaína. En el primer cuatrimestre de 2022, las confiscaciones sobrepasaron las 75 toneladas, indicó Lasso el martes en entrevista concedida a dos periodistas en la sede presidencial.

Ante la crisis en el hacinado sistema penitenciario y la violencia del narco, Lasso ha decretado estados de excepción, movilizando a los militares a las calles para que apoyen a la policía en patrullajes y requisas. Los soldados también están encargados del control externo de las prisiones.

A pocos días de que Hernández asumiera el ministerio de Defensa, el 18 de octubre pasado, un radar militar que Ecuador acababa de poner a funcionar para la lucha contra el narcotráfico quedó dañado a causa de una explosión. Las autoridades sospecharon que fue por un ataque “terrorista”.

De Guayaquil al mundo, cocaína por toneladas

En pleno auge del narcotráfico, los ojos de la policía están sobre el mayor puerto de Ecuador. Las mafias combinan corrupción e ingenio para sacar cocaína por toneladas hacia Europa y Estados Unidos en contenedores “contaminados”, que se han convertido en dolor de cabeza para los exportadores.

Los narcos “prefieren el puerto (de Guayaquil) porque por aquí sale la mayoría de exportaciones a Europa y Estados Unidos”, dice a la AFP el mayor Richard Riera, jefe de la Unidad de Información de Puertos y Aeropuertos de la Policía Nacional (UIPA).

Enclavado en un barrio pobre, el puerto es un hervidero. En muelles y hangares, perros adiestrados olfatean aquí y allá, mientras uniformados desgajan con navajas bananos o piñas en busca de droga.

Fuera, en las calles de Guayaquil y alrededores, el crimen envía mensajes de terror con cuerpos decapitados y colgados de puentes. Las hacinadas cárceles se desangran en brutales masacres, que desde febrero de 2021 dejan 232 muertos solo en esa ciudad.

La cocaína prensada va en los afamados bananos ecuatorianos, incluso en réplicas de plástico, en piñas, bidones de té y otros productos. En el primer trimestre del año, la policía incautó solo en el puerto 15,8 toneladas de droga, casi cuatro toneladas más que en el mismo periodo en 2021.

Sobra droga, pero faltan escáneres y personal de vigilancia. Revisar unos 2,4 millones de contenedores al año “es una tarea titánica”, reconoce Riera.

El puerto sobre el río Guayas, que conecta con el Pacífico, cuenta con 12 terminales privadas y mueve el 85% de las exportaciones no petroleras de Ecuador, alrededor de 25 millones de toneladas métricas de carga al año.

Se necesitan más escáneres no intrusivos, de esos que no dañan el banano o el camarón, señalan oficiales. En Ecuador solo hay uno de estos dispositivos especiales en la terminal de Posorja, cerca de Guayaquil.