La primera ola de la pandemia del coronavirus se ensañó con los geriátricos en España y, una vez llegadas las vacunas a finales de diciembre, sus residentes y trabajadores se convirtieron en objetivo prioritario de protección.

Un informe del Instituto de Mayores y Servicios Sociales del gobierno español, publicado el martes por la noche, indicó que los casos de COVID-19 en estos centros pasaron de 4.439 casos en la semana del 18 al 24 de enero a apenas 215 en la semana del 15 al 21 de febrero.

El número de ancianos fallecidos confirmados por el coronavirus cayó también el 77 % en este mismo periodo, al pasar de 673 decesos a 157.

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Esta caída drástica del número de contagios y de muertes en los geriátricos coincide con el comienzo de la administración a mediados de enero de las segundas dosis de la vacuna.

Un informe del grupo de investigación de Biología Computacional y Sistemas (BIOCOMSC) señaló a comienzos de febrero que la situación en Europa estaba mejorando, pues la vacunación masiva empezaba a funcionar y casos de COVID-19 descendían en todo el continente.

La evolución en el resto de colectivos en España también fue a la baja, contenida por las fuertes restricciones desplegadas para frenar la tercera ola, pero el retroceso fue más paulatino.

El informe también ofrece por primera vez una cifra oficial al número de fallecidos en residencias de ancianos. Según el gobierno, son 29.408 los fallecidos con COVID-19 confirmado por test o sospechosos de tenerlo desde el comienzo de la pandemia.

A principios de diciembre, otro informe gubernamental había estimado que entre un 47 % y un 50 % de las víctimas de la primera ola de la epidemia se habían producido en geriátricos.

En total, España suma casi 70.000 fallecidos confirmados y más de 3 millones de casos por esta enfermedad, según el balance oficial que subvalora, como en muchos otros países, el impacto real del coronavirus.

Más de 1,2 millones de personas en España ya han sido inmunizadas con las dos dosis frente al coronavirus. El gobierno de Pedro Sánchez confía en vacunar un 70 % de sus 47 millones de habitantes antes de terminar el verano boreal.