Hugo ‘el Pollo’ Carvajal alcanzó a colgarse durante su carrera militar tres soles. Eso significa que llegó al grado de mayor general del ejército venezolano. Pero no fue un oficial de alta graduación más. Escaló hasta ser el jefe de la Dirección de Inteligencia Militar (DIM) de Venezuela entre 2004 y 2011, en el gobierno de Hugo Chávez, y entre 2013 y 2014, con Nicolás Maduro. Es decir que fue quien más información recibió del régimen, y el que tuvo más control de lo que pasaba. Estaba absolutamente informado de todos los movimientos alrededor de la cúpula del régimen, y también participó en actividades ilegales como integrante del denominado cartel de los Soles, aunque después caería y hoy, preso en Estados Unidos, aún tiene la capacidad de hacer grave dañó al grupo al que perteneció.
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Sobre sus andanzas —que hacen parte de las tropelías del régimen— hay trazas, por ejemplo, en los computadores que se hallaron en el campamento de alias ‘Raúl Reyes’, segundo al mando de las Farc abatido en Ecuador en 2008, desestimados después por la justicia. Con todo, en ellos se encontró un correo de enero 4 de 2007, en el que alias ‘Iván Márquez’ les dice a ‘Reyes’ y otros miembros del Secretariado de las Farc que, “como estaba previsto”, se reunió “con los generales [Cliver] Alcalá y [Hugo] Carvajal, con el cual ya me había reunido en tres ocasiones […]. Nos van a hacer llegar (la próxima semana) 20 bazucas (no recuerdo el calibre) de gran potencia […]”.
Entre las evidencias que entregó la DEA al Tribunal del Distrito Sur de Nueva York contra ‘el Pollo’ Carvajal reposa la declaración del agente especial de esa agencia Ravi Baldeo, que aseguró bajo la gravedad del juramento: “[…] En la búsqueda de estos objetivos, Carvajal y otros miembros del cartel de los Soles cultivaron conexiones con narcotraficantes a gran escala, incluidos, entre otros, los cabecillas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc), una organización terrorista, con el fin de obtener grandes cantidades de cocaína, así como apoyo logístico y protección a lo largo de las rutas de transporte de cocaína dentro de Venezuela y de Colombia y entre ambos países”.
‘El Pollo’ Carvajal llegó a salpicar a Gustavo Petro
Estados Unidos tenía suficientes razones para perseguirlo. Desde 2008 fue incluido en la Lista Clinton, y en 2014 estuvo detenido en Aruba por pedido de las autoridades norteamericanas. Como era representante diplomático de Venezuela, logró su libertad. En 2017, rompió con Maduro, acusándolo de asesinar a cientos de jóvenes “por reclamar los derechos que les robaste” y lo responsabilizó de la escasez de alimentos y medicinas. Para rematar, en 2019, reconoció al opositor Juan Guaidó como presidente de Venezuela. Ese mismo año, se fue en barco a República Dominicana y después en avión a España, donde fue detenido, otra vez por pedido de extradición de Estados Unidos, pero escapó y duró dos años prófugo.
Con el fin de evitar su recaptura y segura extradición, Carvajal cambiaba de domicilio, usaba disfraces con bigotes y barbas postizas y pelucas, y se hizo cirugías estéticas para modificar su apariencia. Con todo, fue recapturado en septiembre de 2021 y en julio de 2023 extraditado a Estados Unidos para que respondiera por haber participado en actividades de narcotráfico con las Farc y coordinado el envío de 5,6 toneladas de cocaína de Venezuela a México en 2006, que luego llegaron a Estados Unidos.
En ese 2021, levantó una polvareda al asegurarle al Juzgado Central de Instrucción número 6 de la Audiencia Nacional española que el régimen de Venezuela financió a políticos y movimientos de izquierda en el mundo, incluso al hoy presidente de Colombia, Gustavo Petro. “Mientras fui director de Inteligencia y Contrainteligencia Militar de Venezuela, recibí una gran cantidad de reportes señalando que este financiamiento internacional estaba ocurriendo. Ejemplos concretos son: Néstor Kirchner en Argentina, Evo Morales en Bolivia, Lula Da Silva en Brasil, Fernando Lugo en Paraguay, Ollanta Humala en Perú, Zelaya en Honduras, Gustavo Petro en Colombia, Movimiento Cinco Estrellas en Italia y Podemos en España. Todos estos fueron reseñados como receptores de dinero enviado por el Gobierno venezolano”, escribió Carvajal.
Sobre la causa en su contra, al principio, Carvajal dijo, citado por AFP: “Se fabricó la gran mentira con la que Estados Unidos me persigue”, y atribuyó esa ‘persecución’ en su contra a una “intención política”. Pero a mediados de este año se declaró culpable de delitos de narcotráfico y narcoterrorismo. Después de eso, el Departamento de Justicia aseguró que Carvajal y otros miembros del cartel de los Soles “abusaron del pueblo venezolano y corrompieron las instituciones legítimas de Venezuela, incluidas partes del ejército, los servicios de inteligencia, el poder legislativo y el poder judicial, con el fin de facilitar la importación de toneladas de cocaína a Estados Unidos”.
Carta de ‘el Pollo’ Carvajal a Donald Trump
El otrora general consentido del régimen ha debido contar mucho a la justicia estadounidense en estos meses, a la espera del monto de su condena, que se conocerá el próximo 23 de febrero. Pero esta semana volvió a alborotar el avispero cuando le envió al presidente Donald Trump una carta que ha despertado muchas suspicacias. En medio de la denominada operación ‘Lanza del Sur’ contra el narcotráfico en el Caribe, cuyo objetivo principal, y eso se evidencia cada vez más, es provocar el fin del régimen de Maduro, la misiva dice todo lo que el gobierno de Trump espera y en la forma en que lo espera. Llega como anillo al dedo.
“Fui testigo personal de cómo el gobierno de Hugo Chávez se convirtió en una organización criminal que ahora está dirigida por Nicolás Maduro, Diosdado Cabello y otros altos funcionarios del régimen”, dice en uno de sus apartes la carta. “El propósito de esta organización, ahora conocida como el cartel de los Soles es utilizar la droga como arma contra Estados Unidos. Las drogas que llegaron a sus ciudades por nuevas rutas no fueron producto de la corrupción ni obra de narcotraficantes independientes. Fueron políticas deliberadas coordinadas por el régimen venezolano contra Estados Unidos”.
Es claro que la carta no fue escrita espontáneamente, sino con una evidente asesoría. No solo por lo bien escrita, sino por lo directa que es en las graves acusaciones que hace. Es posible que haya sido redactada, no en la soledad de la celda en donde está recluido Carvajal, sino a cuatro o más manos con funcionarios del Departamento de Justicia y la fiscalía estadounidenses. Eso explica pasajes como el que asegura que ese plan “fue sugerido por el régimen cubano a Chávez a mediados de la década de los 2000 y se ha ejecutado con éxito con ayuda de las Farc, el Eln, agentes cubanos y Hezbolá. El régimen ha proporcionado armas, pasaportes e impunidad a estas organizaciones terroristas para que operen libremente desde Venezuela contra Estados Unidos”.
Hay quienes ponen en duda la autenticidad y veracidad del documento, pues lo consideran muy ‘oportuno’ y conveniente en momentos en que Trump debe convencer a la opinión pública —en medio de la fuerte resistencia de los demócratas en el Congreso que intentan bloquear posibles acciones militares de Trump contra el régimen— de la necesidad de la operación en el Caribe, y porque Carvajal estaría buscando beneficios de la justicia de Estados Unidos, que se alista para anunciar de cuánto será su condena, para muchos, una segura cadena perpetua.
Por eso, no parece una carta escrita para Trump, sino para la opinión pública. La misiva parece ayudar a la administración estadounidense a terminar de construir el caso contra el régimen de Venezuela demostrando la existencia del cartel de los Soles y la amenaza que representa para la seguridad nacional de Estados Unidos, justo cuando la operación naval en el Caribe está por entrar en una nueva fase, la terrestre. En el momento de difusión de la carta, Estados Unidos ya ha movilizado una parte significativa de su fuerza naval frente a Venezuela y ha subido el nivel de amenaza a un punto de no retorno. Aun sin ese escrito, lo que se espera es una acción directa. De no darse, Trump será acusado emplear un fusil para matar moscas, por lo que el electorado le pedirá cuentas.
Con otras palabras: la carta de Carvajal a Trump no va a sumar un nuevo portaviones al dispositivo militar estadounidense que ya va a cumplir cuatro meses en el Caribe y que ha dejado un saldo de casi cien personas muertas que viajaban en más de una veintena de lanchas bombardeadas. La administración Trump debe tener, además de las declaraciones que ya ha dado Carvajal, un arsenal de evidencias originadas en distintas fuentes —incluso más serias y confiables que ‘el Pollo’— que le permiten ver la verdadera dimensión de la amenaza que representa para la seguridad nacional el régimen de Venezuela, denominado cartel de los Soles, y sus relaciones con otros grupos armados de la región y del otro lado del Caribe.
Aunque otros ven la carta de Carvajal como la cereza del pastel, pues ya no solo hay pruebas, sino un testigo directo, en sí misma no tiene mayor valor más allá del efectismo que produce. Para respaldar todo lo que diga, el exgeneral chavista sigue obligado a mostrar evidencias. Si las aporta, efectivamente reforzará la base legal (y política) de la operación en el Caribe, y además provocará la apertura de más investigaciones por parte de la justicia estadounidense. Carvajal será un sol caído, pero aún con capacidad de incendiar al cartel que busca destruir Estados Unidos.
¿Qué dijo Gustavo Petro sobre tensión entre Estados Unidos y Ecuador?
El presidente Gustavo Petro encabezó en Puerto Asís, Putumayo, el acto protocolario de destrucción de material bélico entregado por la disidencia conocida como Coordinadora Nacional Ejército Bolivariano (CNEB), como parte de los avances hacia la paz total.
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