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El caso judicial contra el exdirector del FBI, James Comey, sufrió un nuevo tropiezo este 19 de noviembre, cuando el Departamento de Justicia tuvo que admitir un error en la presentación de la acusación ante el gran jurado, que podría conducir a desestimar la causa antes del juicio.
Previa consulta con Lindsey Halligan, la fiscal designada por Donald Trump con la misión de procesar a Comey, el fiscal que actúa ante una corte federal de Virginia Tyler Lemons, admitió frente el juez Michael Nachmanoff que la acusación revisada no se mostró a todos los miembros del gran jurado.
“No estuve allí, pero entiendo que fue así, señoría”, dijo Lemons cuando Nachmanoff presionó al Departamento de Justicia sobre las preocupaciones de otro juez que revisa el caso, William Fitzpatrick, de que la transcripción de las actuaciones del gran jurado no coincidía con la acusación final.
El juez Nachmanoff se dirigió entonces a Halligan y le preguntó cuántos miembros del gran jurado se encontraban en la sala cuando se presentó la acusación final, a lo que ella respondió que dos, y tres si se incluía al presidente de ese cuerpo.
“Eso equivaldría a un impedimento para continuar la persecución en este caso”, sostuvo entonces el abogado de Comey, Michael Dreeben, quien agregó que los supuestos delitos han prescrito, antes de que el Departamento de Justicia pudiera presentar una acusación válida.
Comey fue originalmente acusado de tres cargos por la fiscal Halligan, una abogada sin experiencia que se ocupó de la imputación apenas tres días después de asumir funciones, pero una de las faltas no fue admitida por el tribunal, por lo que debió presentar un nuevo escrito. Éste, según su propia admisión, no fue visto por el gran jurado en pleno.
Viejas cuentas por cobrar
Comey fue despedido por Trump en 2017, en medio de una investigación sobre la influencia de agentes rusos en la campaña que llevó a la elección del magnate un año antes, y desde entonces se ha convertido en objeto frecuente de sus ataques y en uno de sus más feroces críticos.
La vieja enemistad escaló el 20 de septiembre, cuando Trump presionó a la fiscal general Pam Bondi para que procediera al enjuiciamiento de Comey, con una publicación en redes sociales en la que reclamaba que “la justicia debe hacerse ahora”.
El fiscal federal del este de Virginia, Erik Siebert, renunció a su cargo tras negarse a procesar a Comey, y fue sustituido por una interina, Halligan, una antigua abogada personal de Trump sin experiencia en la fiscalía, que consiguió la imputación por dos delitos.
Comey es acusado de mentir ante un Comité del Senado, al decir que no había autorizado a miembros del FBI a que divulgaran investigaciones a los medios, y también de obstrucción, precisamente por esas supuestas filtraciones.
Él se ha declarado no culpable de todos los cargos y ha iniciado una serie de batallas legales para tratar de que la causa sea desestimada.
Sus abogados han tratado de argumentar que el proceso en su contra es parte de una búsqueda de venganza por parte de Trump, y de demostrar, en un proceso separado, que cualquier juicio en su contra por estos cargos se presentaría cuando los mismos ya estén prescritos, pues no se ha formulado una acusación válida antes de la expiración.
“El uso por parte del presidente del Departamento de Justicia para iniciar una acusación penal contra un crítico vocal y destacado con el fin de castigar y disuadir a quienes se pronuncien en su contra viola la Constitución”, señaló ante el juez Nachmanoff el abogado Dreeben.
El abogado del Departamento de Justicia, Lemons, por su parte, negó que Halligan hubiera actuado por presión de Trump, a lo que Nachmanoff respondió recordando que la fiscal había sido designada el 22 de septiembre, y había presentado su acusación tres días después. “¿Qué evaluación independiente podría haber hecho en ese periodo?”, preguntó.
Un tercer tribunal, a cargo de Cameron McGowan Currie, estudia cuestionamientos sobre la designación de Halligan, introducidos por Comey y los abogados de la ex fiscal general de Nueva York, Letitia James, otro blanco de la ira política de Trump.
Con AP y Reuters
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