Por: El Espectador

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Este artículo fue curado por pulzo   Nov 7, 2025 - 11:05 am
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Egipto acaba de anunciar una importante recuperación de su patrimonio cultural, con la restitución de 36 piezas arqueológicas que habían sido extraídas ilegalmente del país. Según información proporcionada por el Ministerio de Turismo y Antigüedades egipcio, esta devolución fue producto de una operación coordinada entre las instituciones egipcias y las autoridades de Estados Unidos, lo que refleja la colaboración internacional en la lucha contra el tráfico de bienes culturales. Las piezas recuperadas ya han sido entregadas al Museo Egipcio de El Cairo, ubicado en la icónica plaza Tahrir, donde pasarán por procesos de restauración antes de ser eventualmente expuestas al público.

El ministro Sherif Fathy destacó que esta recuperación evidencia el firme compromiso del Estado egipcio en proteger su herencia histórica y repatriar aquellos bienes arqueológicos que hayan sido expoliados de manera ilícita. Por su parte, Mohamed Ismail Jaled, secretario general del Consejo Supremo de Antigüedades, subrayó que este esfuerzo forma parte de las acciones científicas y jurídicas que Egipto desarrolla de manera constante para seguir el rastro de piezas históricas dispersas por el mundo, especialmente aquellas que han acabado en manos privadas, casas de subastas o instituciones extranjeras.

La clasificación de los objetos devueltos permite entender su diversidad e importancia. El primer grupo consta de 11 piezas restituidas por la Fiscalía del Estado de Nueva York. Entre ellas destacan una máscara funeraria romana correspondiente a un joven, una vasija decorada con la figura del dios Bes —divinidad protectora en la cultura egipcia— y una estela funeraria de piedra caliza. Por otro lado, el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York contribuyó entregando 24 manuscritos con inscripciones en copto y siríaco, lenguas históricas que reflejan la riqueza multicultural de la región y la variedad de influencias presentes en el antiguo Egipto.

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Finalmente, se recuperó también un panel de yeso pintado de la Dinastía XVIII, uno de los períodos más emblemáticos del Egipto faraónico, que había sido confiscado en territorio estadounidense tras comprobarse su exportación ilegal. Esta pieza añade aún mayor valor histórico al conjunto recuperado, evidenciando la extensión y antigüedad del problema del tráfico ilícito de antigüedades.

El esfuerzo de Egipto por combatir la salida ilegal de su patrimonio se inserta en un marco internacional, respaldado por la Convención de 1970 de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO). Según este acuerdo, toda pieza cultural que haya salido del país sin la debida documentación después de ese año debe considerarse ilegal, facilitando así la identificación y retorno de bienes robados. Los procedimientos legales y diplomáticos desarrollados para lograr estas devoluciones demuestran la importancia que el país concede a la protección de su identidad y su legado histórico.

¿Por qué es importante la recuperación de antigüedades para el patrimonio de un país?

La restauración de piezas arqueológicas extraídas ilegalmente contribuye a restaurar la integridad y continuidad del relato histórico de un país, en este caso Egipto, que posee uno de los patrimonios más ricos y antiguos del mundo. Cuando objetos significativos son traficados fuera de sus contextos originales, se pierde información valiosa sobre su función y significado, dificultando la comprensión de la historia nacional y mundial. La cooperación internacional y el cumplimiento de acuerdos como el de la UNESCO son esenciales para proteger estos tesoros y asegurar que las futuras generaciones puedan apreciarlos en su entorno y contexto legítimos.

El interés global por el arte y la cultura fomenta el tráfico ilícito de bienes culturales. Sin embargo, el retorno de estas piezas es fundamental para que las sociedades de origen preserven su memoria colectiva y ejerzan el control sobre sus propios relatos históricos. La utilidad de estos procesos, así, trasciende lo meramente museográfico, convirtiéndose en un ejemplo de justicia histórica y colaboración global en pro del patrimonio común de la humanidad.


* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.

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