“Nuestra democracia está bajo un asalto sin precedentes, esto es algo que no se parece a nada que hayamos visto en los tiempos modernos. Un asalto al alcázar de la libertad, el propio Capitolio”, dijo Biden en una declaración a la prensa desde Wilmington.

Biden, que llegará al poder el 20 de enero, habló unas dos horas después de que los seguidores de Trump entraran a la fuerza en el Capitolio y causaran destrozos, además de protagonizar enfrentamientos con las fuerzas de seguridad.

“Seré muy claro: las escenas de caos en el Capitolio no reflejan a los Estados Unidos reales, no representan lo que somos. Lo que estamos viendo es un pequeño número de extremistas dedicados a la ilegalidad“, subrayó el presidente electo.

“Esto no es protesta, es insurrección. […] Esto no es disenso, esto es desorden, es caos, roza la sedición, y debe acabar, ahora. Pido a esta turba que se retire y permita que siga adelante el trabajo de la democracia”, añadió.

Biden subrayó que “las palabras de un presidente importan”, e instó a Trump a pedir a sus simpatizantes que pararan la “insurrección” en el Congreso.

“Pido al presidente Trump que salga ahora en la televisión nacional para cumplir con su juramento de defender la Constitución, y exija un fin a este asedio”, agregó.

Horas más tarde, el Congreso de EE.UU. retomó su sesión para corroborar el resultado de las elecciones de noviembre y declarar ganador a Biden, después de la irrupción, que concluyó con una mujer muerta y numerosos destrozos en la sede del Legislativo.

Poco después, Trump publicó un vídeo en su cuenta oficial de Twitter en el que hizo algo parecido, aunque insistió en sus denuncias sin pruebas de fraude electoral, que son las que alimentaron el alzamiento de sus seguidores. El mensaje provocó que Facebook y Twitter bloquearan sus cuentas al considerar que estaba incitando a la violencia.

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“Se tienen que ir a casa ahora, tenemos que tener paz; tenemos que tener ley y orden”, dijo Trump a sus seguidores, tras insistir en que las elecciones fueron “fraudulentas”.

Biden aseguró después a los periodistas que no estaba “preocupado” por su propia seguridad ni por cómo se desarrollará la investidura, prevista para el 20 de enero, porque “el pueblo estadounidense” frenará la insurrección y dirá “basta”.

“Estoy auténticamente sorprendido y entristecido de que nuestro país, que durante tanto tiempo ha sido el faro de la luz y la esperanza de la democracia, haya llegado a un momento tan oscuro”, indicó.

“Pero prevaleceremos. El trabajo de este momento y el de los próximos cuatro años tiene que ser la restauración de la democracia”, recalcó, no sin advertir que el asalto al Congreso era “un recordatorio” de que esa democracia es “frágil”.

El asalto al Congreso se produjo cuando ambas cámaras celebraban una sesión para corroborar la victoria electoral de Joe Biden en las elecciones de noviembre pasado.

Trump había instado a sus aliados a interferir en ese proceso y a su vicepresidente, Mike Pence, a arrogarse un poder que no le otorga la Constitución, y arengó a sus simpatizantes a que siguieran luchando durante un mitin por la mañana en Washington, que entró en toque de queda por los disturbios.

Los seguidores del presidente se dirigieron luego al Capitolio de Estados Unidos y entraron por la fuerza.