Con 2,2 millones de habitantes, Manaos vive un segundo colapso sanitario debido a la nueva arremetida del coronavirus, que ha dejado en esta región 223.360 contagios confirmados y 5.930 decesos.

Las autoridades locales, igualmente, han informado que cerca de 400 pacientes aguardan por una cama en los diferentes hospitales, mientras que los entierros diarios siguen rompiendo récords día tras día.

Ante la falta de oxígeno en los centros médicos, el gobierno brasileño ha empezado a transferir a los pacientes que corren el riesgo de morir para otros estados. Asimismo, envió 700 cilindros, 78 respiradores pulmonares y 40.500 unidades de medicamentos para intubación.

Manaos, que padece de una red hospitalaria fuerte, también enfrenta una nueva variante del coronavirus, la misma que llegó a Japón hace una semana y que ha generado preocupación mundial.

Felipe Naveca, subdirector de la Fundación Oswaldo Cruz (Fiocruz), aseguró que esta mutación presenta una serie de alteraciones inéditas, similares a las encontradas en las cepas del Reino Unido y Sudáfrica.

“El surgimiento de nuevas variantes del Sars-CoV-2 que abrigan mutaciones en la proteína Spike, que pueden impactar la aptitud viral y la transmisibilidad, viene siendo una cuestión de gran preocupación”, agregó.

En plena segunda ola de la pandemia, donde los muertos diarios superan el millar, el órgano regulador de Salud de Brasil decidirá este domingo sobre la aprobación del uso de emergencia de la vacuna desarrollada por la Universidad de Oxford.

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Bolsonaro defiende su gestión

El presidente brasileño calificó este viernes como “terrible” la situación de Manaos, que enfrenta un grave colapso sanitario por falta de camas hospitalarias y oxígeno, pero afirmó que el gobierno “hizo su parte”.

“Nosotros estamos siempre haciendo lo que hay que hacer. Es terrible el problema allá. Pero nosotros hemos hecho nuestra parte, (con) recursos y medios”, expresó Jair Bolsonaro a un grupo de seguidores a las puertas del Palacio de la Alvorada.