El ataque se produjo en una hora de gran afluencia contra un edificio del Directorio Nacional de Seguridad (NDS), la principal agencia de inteligencia afgana.

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El ataque suicida con coche bomba es una táctica empleada habitualmente contra las fuerzas afganas desde que comenzaron su insurrección en 2001 a raíz de la caída del régimen talibán.

“Uno de los kamikazes hizo estallar una camioneta repleta de explosivos, en un parqueadero público cerca del edificio gubernamental” indicó el jefe de la policía de Kabul, Abdul Rahman Rahimi.

“Como consecuencia, 28 personas resultaron muertas, la mayoría de ellas civiles. El segundo atacante fue abatido tras un tiroteo con las fuerzas de seguridad”, añadió.

Rahimi dijo que el ataque dejó 183 heridos, pero el ministerio de Salud elevó esa cifra a 330. Muchos de los heridos se encuentran en estado muy grave.

“Condenamos en los términos más firmes el ataque terrorista ocurrido esta mañana en el barrio de Puli Mahmood Khan de Kabul”, señaló la presidencia afgana.

Los talibanes recurren con frecuencia a los atentados suicidas contra la policía, el ejército y los servicios de inteligencia, considerados por los insurgentes como “lacayos” de las fuerzas extranjeras desplegadas en Afganistán.

La deflagración fue tan potente que rompió las ventanas de edificios a varios kilómetros y levantó una espesa humareda.

Zabihula Mujahid, el portavoz habitual de los talibanes, aseguró que sus combatientes habían logrado entrar en las oficinas del NDS, y aunque los responsables afganos no confirmaron esa información, periodistas de la AFP pudieron oír disparos cerca del complejo.

Los talibanes anunciaron hace justo una semana el inicio de su “ofensiva primaveral”, “Operación Omari” en honor al fundador de los talibanes, el Mulá Omar, cuya muerte fue anunciada el año pasado. El movimiento islamista ya advirtió de que “llevaría a cabo ataques de gran envergadura contra posiciones enemigas” durante esta ofensiva, especialmente contra los 13.000 soldados de la OTAN presentes en el país y de los que exigen su retirada.

Para tratar de acabar con el conflicto, el gobierno afgano intenta relanzar las conversaciones de paz, estancadas desde el verano tras el anuncio de la muerte del mulá Omar.

AFP