Por: El Espectador

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Este artículo fue curado por pulzo   Oct 8, 2025 - 10:38 pm
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El proyecto de construcción de 658 viviendas de interés social (VIS) y viviendas de interés prioritario (VIP) en el predio La María, ubicado en San Cristóbal, Bogotá, fue desechado antes de iniciar, tras descubrirse un conflicto de propiedad. Una familia que había habitado el terreno durante tres décadas reclamaba el derecho a permanecer en el lugar, lo que llevó a la liquidación anticipada del contrato con la constructora AKILA S.A., valorizado en COP 18.800 millones. Según se precisa en el documento original, la cancelación del proceso también generó pérdidas para la ciudad cercanas a COP 375 millones debido a compensaciones por la paralización anticipada.

Este caso es un reflejo recurrente de las problemáticas que acompañan los intentos de avanzar proyectos de vivienda social en Colombia y otras urbes latinoamericanas. Como indica el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), más del 40% de los habitantes urbanos del país vive en situaciones precarias que dificultan la formalización de la propiedad. Tanto la Caja de Vivienda Popular (CVP) como la Empresa de Renovación Urbana (Renobo) han intentado atender estos desafíos mediante iniciativas integrales que combinan soluciones habitacionales con mejoramiento urbano. Sin embargo, la persistencia de la informalidad y los reclamos de larga data por parte de ocupantes tradicionales dificultan la viabilidad de muchas de estas propuestas.

La licitación pública de agosto del año anterior, que comprendía seis lotes en San Cristóbal, Bosa y Ciudad Bolívar, visibilizó una desconexión entre la oferta pública y la realidad del mercado. Excepto el predio de La María, las zonas ofrecidas resultaron poco atractivas para el sector constructor debido a su tamaño, generalmente menor a los 4.000 metros cuadrados, una dimensión que limita la rentabilidad de los proyectos. La propuesta en La María se destacaba por permitir la edificación de dos torres de 24 pisos, con zonas comerciales y verdes, sobre un lote de 10.698 m². Sin embargo, el problema de la tenencia de la tierra terminó desbaratando el proceso y evidenciando un desbalance entre las políticas de uso del suelo y las necesidades concretas de la ciudad.

Más allá del impacto económico para el municipio, situaciones como la vivida en La María debilitan la credibilidad que la ciudadanía otorga a las políticas públicas. La Personería de Bogotá ha intensificado el monitoreo sobre este tipo de proyectos, advirtiendo que una mayor participación comunitaria y la protección de los derechos de ocupantes históricos son medidas esenciales para prevenir conflictos legales y sociales de cara al futuro.

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Expertos en urbanismo y vivienda social subrayan la necesidad de establecer procesos rigurosos previos, enfocados en diagnósticos socioeconómicos exhaustivos y diálogo anticipado con los posibles afectados. Según experiencias recogidas en otras ciudades, como Medellín, la participación comunitaria en la planificación y la integración de estrategias de rehabilitación urbana han contribuido a reducir los riesgos de disputas por la tierra y a lograr un desarrollo más inclusivo.

En el contexto del déficit habitacional y la presión por expandir la frontera urbana en Bogotá, el verdadero desafío radica en consolidar proyectos de vivienda asequible sobre bases legales robustas, salvaguardando los derechos de los ocupantes y promoviendo la inclusión social. La liquidación anticipada del contrato en La María representa una advertencia para que los planes futuros tomen en cuenta las complejidades territoriales y sociales de los barrios populares, apostando por la resolución temprana de conflictos y la reducción de efectos negativos tanto para las instituciones como para la comunidad.

¿Cuáles son las principales dificultades legales en la construcción de vivienda social en Bogotá? La pregunta emerge a partir de casos como el de La María, donde la falta de títulos de propiedad claros es un obstáculo frecuente en los barrios populares. En la ciudad, situaciones de informalidad histórica y ocupación prolongada imposibilitan el avance de muchos desarrollos, ya que el desconocimiento o la falta de reconocimiento de derechos adquiridos por los ocupantes suele dar pie a disputas legales, paralización y liquidaciones contractuales. Así, las autoridades locales deben lidiar con normatividades fragmentarias y procedimientos largos para sanear predios y formalizar la tenencia antes de lanzar nuevas iniciativas de vivienda.

Estas dificultades legales no solo retrasan el acceso a vivienda digna para sectores vulnerables, sino que además generan desconfianza ciudadana frente a las instituciones y arriesgan recursos públicos. Una mayor coordinación institucional, junto a mecanismos de resolución de conflictos en etapas tempranas, ayudaría a prevenir estos escenarios, permitiendo que tanto las familias como el sector constructor encuentren certezas y garantías respecto a los procesos de intervención.

¿Qué significa VIS y VIP en el contexto de la vivienda en Colombia? VIS corresponde a Vivienda de Interés Social y VIP a Vivienda de Interés Prioritario. Estas categorías identifican viviendas orientadas a los sectores de menores ingresos, diferenciándose principalmente por el límite de su valor comercial y por la población objetivo. La VIS está dirigida a familias cuyo ingreso mensual corresponde a entre dos y cuatro salarios mínimos legales, mientras que la VIP se enfoca en los hogares más vulnerables, con ingresos inferiores a dos salarios mínimos, permitiendo acceder a subsidios y facilidades de financiación adicionales.

La distinción entre VIS y VIP es relevante para la política de vivienda, pues condiciona los requisitos para acceder a subsidios, el tipo de apoyo brindado por el Estado y los parámetros urbanísticos. Así, la existencia de estos programas refleja el interés en garantizar el derecho a la vivienda como un bien social, buscando mitigar el déficit habitacional y mejorar las condiciones de vida de amplios sectores en situación de vulnerabilidad.


* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.

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