Desde la semana anterior, Portugal se convirtió en el segundo país de la Unión Europea que dio por terminados los visados de oro (‘Golden Visa’) y se sumó a Irlanda como las naciones que abolieron un programa que buscaba llevar inversión extranjera a sus territorios.

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De acuerdo con el primer ministro de Portugal, António Costa, su gobierno terminó de expedir nuevas visas de ese tipo con el fin de “luchar contra la especulación de precios en el sector inmobiliario”.

Y es que el programa —que se había puesto en marcha desde hace 10 años— provocó cierto recelo en los habitantes locales, ya que se les brindaba la posibilidad a las personas con gran capital de tener residencia y acceso a diferentes beneficios.

De acuerdo con Costa, la decisión de Portugal se basa en la preocupación de que el precio de la vivienda aumente a valores nunca antes vistos, ya que muchos portugueses han tenido dificultad para acceder a una vivienda adecuada, sobre todo en ciudades como Lisboa y Oporto, las más grandes del país.

Los visados solo eran renovados en caso de que los inversores que compraron bienes inmobiliarios fueran residentes permanentes en Portugal o arrendaran las propiedades a los ciudadanos nacionales.

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De acuerdo con Bloomberg, en esta última década Portugal captó casi 6.800 millones de euros a cambio de unos 11.600 permisos de residencia tipo oro, entregados a personas dispuestas a invertir al menos 500.000 euros (más de 2.600 millones de pesos) por una adquisición inmobiliaria, invertir al menos un millón de euros (más de $ 5.000 millones) o crear 10 empleos.

Cabe mencionar que quienes obtenían ese visado tenían derecho a vivir en Portugal durante cinco años para luego solicitar la residencia permanente, aunque la estancia mínima requerida en el país sea de unos pocos días al año.