
Según un informe de Corficolombiana, la inflación en Colombia alcanzará su punto más alto en octubre de 2025, llegando a 5,5 % anual, antes de moderarse levemente a 5,4 %.
Este repunte estaría impulsado por efectos transitorios, especialmente un “efecto base” derivado de que en octubre del año pasado la variación mensual fue negativa.
Los principales factores que explicarían este aumento son los precios de bienes regulados, productos y alimentos, mientras que los servicios tenderían a reducir la presión inflacionaria.
La inflación en septiembre sorprendió al alza, con un incremento mensual de 0,32 %, superior a las proyecciones del mercado.




Esto ha reforzado las preocupaciones del Banco de la República, que mantiene la tasa de interés en 9,25 % ante la persistencia de una inflación superior al 5 %.
Las expectativas para los próximos años también se ajustaron: los analistas prevén una inflación del 5 % para 2025 y del 4 % para 2026, ambas por encima del rango meta de 2 % a 4 %.
Entre los riesgos que podrían mantener la presión inflacionaria se destacan un aumento del salario mínimo por encima de la inflación, las tensiones fiscales, la percepción de riesgo país y posibles impactos climáticos como el fenómeno de La Niña.
Por qué la inflación sube o baja en Colombia
La inflación en Colombia sube o baja según cómo se comportan los precios de los bienes y servicios que consumen las familias. Cuando los costos de producción, transporte o energía aumentan, las empresas suelen subir los precios, lo que hace que la inflación suba.
También influye el valor del dólar: si el peso colombiano se devalúa, las importaciones se encarecen y eso se refleja en los precios de alimentos, combustibles o tecnología.
Otro factor importante son los precios de los alimentos, muy sensibles a fenómenos climáticos como El Niño o La Niña, que afectan la oferta agrícola. Por el contrario, la inflación baja cuando los precios se estabilizan o disminuyen, hay mayor oferta de productos o baja la demanda de los consumidores.
El Banco de la República juega un papel clave al controlar las tasas de interés: cuando las sube, se reduce el consumo y el crédito, ayudando a frenar la inflación; cuando las baja, estimula el gasto y puede aumentar los precios.
También influyen las políticas fiscales del Gobierno, el salario mínimo y los precios regulados, como energía o transporte. En resumen, la inflación depende de una combinación de factores internos, externos y de decisiones económicas que buscan mantener la estabilidad de precios.
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