Por: CENET

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Este artículo fue curado por pulzo   Oct 2, 2025 - 6:07 pm
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Colombia atraviesa un momento de tensión económica reflejado en los recientes resultados de la Bitácora Económica de la Federación Nacional de Comerciantes (Fenalco). De acuerdo con este informe, aunque el comercio mantiene cifras positivas, el avance es lento y opacado por la creciente incertidumbre entre empresarios y consumidores. El estudio recoge que un 67% de los comerciantes colombianos experimentó ventas iguales o inferiores respecto al año anterior, mientras que solo un 33% reportó crecimiento, evidenciando un deterioro en el ritmo habitual de la economía nacional, especialmente si se compara con periodos previos. La inflación, identificada como una de las causas principales, ha incidido de manera importante, particularmente en el rubro alimentario donde, según datos del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), los precios incrementaron un 0.45% en agosto, cifra muy por encima de lo previsto.

Este alza sostenida en los costos de los alimentos impacta especialmente a hogares y comercios dedicados a la venta minorista, quienes ven disminuida la capacidad adquisitiva de sus clientes. Sin embargo, no todos los sectores presentan el mismo comportamiento: bienes durables como autos, motocicletas, computadoras y teléfonos móviles continúan registrando crecimientos de dos dígitos. Esta situación revela que si bien el golpe inflacionario es generalizado, existen nichos del comercio que por ahora se mantienen fuertes y generan cierto equilibrio en el panorama general.

Las reformas normativas y fiscales impulsan también el nerviosismo en el sector. Fenalco señala que la probabilidad de una nueva reforma tributaria y el rumor sobre un incremento del salario mínimo mediante decreto aumentan la intranquilidad, ya que ambos factores podrían restringir aún más el gasto de las familias colombianas. A esto se suma la reciente reforma laboral, que, de acuerdo con los empresarios, podría incentivar la informalidad laboral, disminuyendo la solidez del comercio reglamentado frente a la competencia de negocios que no cumplen con toda la normatividad.

Por si fuera poco, el contexto de inseguridad constituye otro escollo considerable. La frecuencia de disturbios, manifestaciones y bloqueos en vías y ciudades interrumpe la normal operación comercial e incrementa los costos y riesgos logísticos para los comercios, según destaca Fenalco. La informalidad en aumento se perfila entonces no solo como una tendencia estadística, sino como un desafío estructural para el comercio formal, agravando la desigualdad y dificultando la recuperación del sector.

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De cara al futuro, mejorar el clima de negocios en Colombia parece depender de la capacidad para alcanzar acuerdos en torno a las reformas estructurales y en la búsqueda de soluciones definitivas frente a la inseguridad y la informalidad. Un aprendizaje de otros países y el impulso de políticas que favorezcan la competencia justa, junto con una estrecha colaboración entre el gobierno y los comerciantes, podrían marcar la diferencia en la reactivación económica y fomentar mayor confianza en el sector.

¿Por qué la informalidad es considerada un reto tan grande para el comercio en Colombia?
El crecimiento de la informalidad es especialmente delicado para el comercio formal porque implica competencia desleal: los negocios informales no cumplen con requisitos legales ni tributarios, lo que les permite ofrecer precios más bajos y reducir sus costos de operación de manera artificial. Según el informe citado por Fenalco, este fenómeno debilita la estructura del comercio reglamentado, limitando su capacidad de crecimiento y generando distorsiones en el mercado que afectan tanto la recaudación fiscal como la estabilidad laboral de los empleados formales. Además, la proliferación de comercios informales limita el desarrollo económico al obstaculizar la inversión y la innovación empresarial.

Este contexto hace imperativa la búsqueda de estrategias públicas que favorezcan la formalización, tanto mediante incentivos a empresarios y trabajadores como a través de regulaciones claras y el fortalecimiento institucional. La atención a esta problemática se vuelve aún más relevante en coyunturas de inestabilidad económica, ya que la informalidad, lejos de ser una solución, retrasa la recuperación y dificulta la creación de empleos de calidad.

¿Cómo afectan los bloqueos y disturbios al comercio colombiano?
Los bloqueos en carreteras y disturbios urbanos provocan un doble perjuicio a los comercios. Por un lado, interrumpen el flujo regular de mercancías, dificultando la entrada y salida de productos y generando pérdidas económicas relacionadas con retrasos logísticos y deterioro de bienes perecederos. Por otro, incrementan la percepción de inseguridad y afectan el ánimo de compradores y empresarios, lo que termina reflejándose en una menor actividad comercial. Según lo reportado por Fenalco, la inseguridad creciente deteriora la confianza en el mercado y agrava el clima de incertidumbre económica que experimenta Colombia.

Estas interrupciones representan una seria amenaza para el ciclo de abastecimiento y ventas; cuando se suman a otros desafíos como la inflación y la informalidad, configuran un escenario complejo que requiere la atención urgente de las autoridades y la colaboración de toda la cadena productiva para restablecer la normalidad y proteger los intereses tanto de empresarios como de consumidores.


* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.

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