Tanto la pandemia del virus COVID-19 como los cada vez más evidentes efectos del calentamiento global y el deterioro del planeta han despertado la consciencia de la industrias (entre ellas la textil) para producir de manera sostenible y amigable con el medio ambiente. 

Y es que, según Voi, la industria de la ropa representa el 10 % de las emisiones de dióxido de carbono a nivel mundial. La industria de la aviación tendría apenas el 2 % de incidencia al respecto.

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Un ejemplo de lo anterior son los jeans, uno de los productos más comercializados a nivel mundial. Según datos de MNG, esta prenda es más contaminante que todas las demás puesto que su fabricación, teñido y lavado inciden directamente en el recurso hídrico. 

El portal Saga recomienda, entre otras cosas, elegir marcas que cuenten con certificado de sostenibilidad en sus procesos de producción para, de esa manera, estimular al sector en la adopción de prácticas más conscientes ecológica y socialmente.

Claro está que un porcentaje considerable de empresas ya se han puesto en la tarea de trabajar bajo políticas y protocolos más responsables. Así se lo dijo a Pulzo un portavoz de MNG:

“En dos años, la marca consiguió que el 100% del denim sea sostenible, gracias a la tecnología Eco Wash que permite reducir el consumo de agua al desgastar el ‘denim’ con láser, al tiempo que aseguran un cultivo comprometido con el medio ambiente, certificado por la Better Cotton Initiative (BCI) garantizando la salud y seguridad en los trabajadores”.

Por su parte, Voi hizo énfasis en que las condiciones ambientales no son las únicas que forman parte del concepto de lo sostenible. Aspectos salariales y relacionados con la calidad de vida de los trabajadores de la industria son también esenciales en ese sentido.