Hace dos meses, S&P atribuyó su decisión a la incertidumbre que significó el retiro de la reforma tributaria para las finanzas públicas.

Ahora, y de forma similar, Fitch cambió su calificación de BBB- a BB+, quitándole a Colombia su grado de inversión, aunque también cambió su perspectiva de ‘negativa’ a ‘estable’.

Esta vez no hubo reforma de por medio en el momento en que se produjo la decisión, pero sí mencionó que “Fitch ve significativos riesgos para la consolidación del plan fiscal del Gobierno“.

Y es que a la larga las razones resultaron parecidas, pues explica que detecta un “deterioro de las finanzas públicas con prolongados déficits fiscales” que podría prolongarse hasta 2022.

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En ese sentido, duda de la capacidad del gobierno para encontrar una solución al “creciente nivel de deuda”, y considera “probable que sean necesarias más iniciativas de consolidación fiscal más allá de las ya identificadas para comenzar a reducir el nivel de deuda de una manera significativa”.

Entre otros factores, Fitch también tiene en cuenta el impacto de la pandemia, no solo en la salud pública, sino también en el desempleo y la contracción del PIB, e incluso menciona la baja popularidad del presidente Iván Duque.

“Fitch espera que el gobierno reintroduzca un paquete revisado de reforma tributaria en julio de 2021“, dice la calificadora en una de sus conclusiones, pero llama la atención que también considera que “la gran afluencia de inmigrantes venezolanos probablemente proporcionará un impulso a las perspectivas de crecimiento a mediano plazo”.